Se ven las estatuas


Frente a el bosque inexplorado,
El bosque que se veía cetrino.

Frente a los que seguían al que,
Con terror pánico, creyendo
Ser objeto perseguido por
Los seguidores, esos que solo
Buscaban la solución a
Una vida desorientada.

Frente a un presente en
Cada uno de ellos,
Se encontraban,
Postradas con la figura
De los extenuados,
Tres estatuas fascinantes.

Unos las observaban con cautela,
Algunos con curiosidad.
No faltaban aquellos que las odiaban,
Como los había que no las veían.

Y había quien al cerrar los ojos
Las imaginaban desaparecidas.
Al recuperar la mirada, con
La curiosidad de quien vuelve
Al pasado, buscando el recuerdo,
No las encontraban.


Aguadulce, marzo de 2008
José María de Benito