Al abrigo de tus ojos,
me acerco a ti.
Es tu mirada
embrujo
que transforma,
me transforma.
De ti
se llenan
mis sentidos,
y es mi boca,
la que se alborota,
intranquila,
por iniciar el viaje,
a tus labios rojos,
que se ofrecen
sonrientes,
perfectos,
dulces.
No me hago esperar,
despliego mis alas,
me acerco a ti.
Ya no hay espacio
entre nosotros.
Nuestros labios se unen,
en encuentro cómplice,
cumpliendo
silencioso pacto.
De tu boca bebo,
hasta saciar mi sed.
Mis labios resecos,
se han humedecido,
con el néctar que regalas.
Mientras mis manos y mi cuerpo
aguardan,
impacientes,
para alimentarse de ti.
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