La música es estridente, pero ya no me aturde. Pasa, me roza. Está bien, bastante bien. Con algunas copas de más. La tomo del brazo, la beso. Fugaz, intenso. Me mira y baila. Bailo. Nos empujan. Empujamos. Me toma de la mano, salimos. Caminamos hacia la costa. Cruzamos dos o tres palabras. En la playa, busco unas dunas. Nos ocultan un poco. Yo parado, ella de rodillas. Me baja el bermudas y el slip. Algunos segundos de estimulación. Comienza su tarea. Es buena, tiene oficio. Ya me aburre. La aparto, la tumbo. Remera arriba, corpiño abajo. Froto hasta que se ponen duros, muy duros. Subo la falda, la tanga afuera. Abro y penetro. Bombeo rápido, cada vez más rápido. Acabo. Me parece que ella también, no me importa. Saco, me limpio con su bombachita. Quito la arena de mis muslos, me acomodo la ropa. Me voy sin saludar. No la veré nunca más. Por suerte.
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