Disculpeseme esta patetica descripcion,
o mejor dicho,
sepan disimular lo que pueda despertar
esta transmicion en directo.
Nuestros cuerpos en la cama,
son un numero de dos cifras.
Soy el seis y Aquel el nueve.

Se siente que llueve,
pero es sudor, agua,
cenizas de un volcan,
lo que salpica.

Besos de lengua en mi clitoris.
En cambio mi boca es un buzon.
Sus labios son como manos que acarician.
Muerte lenta que vale la pena vivirse.

Soy la campeona que besa
en el podio el trofeo,
la escultura de Rodin;
Y El esta como un oso
quitando la miel del panal.

Soy estrecha como el Gibraltar de Magallanes,
pero un submarino,
que emerge con un tatuaje como tallado,
ha de encallar como un misil
en la bahia decierta,
en la caberna de grutas oscuras.

Ahora ambos dos formamos una letra,
que puede compararse,
con los palos donde se convierte en el Rugby.

Sus jadeos me saben a hombre
que anduvo solo tantisimo tiempo;
en su bajo vientre
esta dibujada la intimidad del jugete.
Pero me ufano de ello,
pues en mi pubis
descansa la imagen del universo.