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A Lucía Scosceria Cañellas
primer ego amable,
ego simple y hermoso,
que encontré en este lugar
y amiga nuestra,
de todos los días,
que con sus relatos
nos hace ser más humanos,
más egos simples,
y menos super egos.




Historia de dos egos.


Un ego sabiéndose hermoso, con un fenomenal vestido negro, y que podía seducir a todos los tus de este mundo siempre se pensó amado, único y bueno. Así el ego vivía siempre cambiando sabanas de su lecho y desechando pasados como simples cosas, y aquellos momentos que fueron pequeños vasos de agua para una sed enorme. El ego era hermoso yo lo conocí, fui un pasado y un momento no mayor que un suspiro, que nunca merecí más de un minuto después de terminar la función, después de amarlo tanto. El ego gemía sólo a él, quería ser un súper ego para nunca más apagar su fama. Una noche regreso para morir y así darse cuenta que el ego estaba sólo, que siempre estuvo sólo que a su funeral nunca se acercaron los miles de tus que rodearon su cuerpo, los miles de bocas que pasearon por su cuerpo. Solo las moscas y los insectos, gritaron presente para comer el hermoso ego. Al final el ego volvió a la tierra, pero nunca fue camino fue sólo un molesto muro que había que brincar o rodear. El ego, como todos los tus humildes de este mundo, llego a ser humus, nunca más vida, por ser siempre resta y nunca suma. Yo lo supe. Él era un ego de gran belleza que sólo se comparaba a la medida de nuestro deseo, el deseo nuestro, el de cada día.

Un simple ego de harapos vestido comenzó a gemir y a parir miles de egos que inundaron el mundo. Jamás llego a ser súper ego sólo un humilde ego que se refugio en los tus, que pensó en ellos para llegar a ser. Jamás cambio una sabana porque todos sus pasados cupieron en su pecho, todos ahí residieron, todos fueron parte de lo hermoso, de lo que se vivío ayer. Yo lo conocí cuando seco mis lagrimas, cuando me buscó para estrechar la mano, para decirme un estoy contigo, para darme más de un minuto de su ocupado tiempo, para echarme el último puño de tierra. Hoy al ser humus y su cuerpo volver a ser camino se encontró con miles de tus que agradecidos nunca se fijaron que fue el ser mas feo, cuya felleza sólo era medida con la belleza de Dios.

Descansen los dos egos; uno con Dios y el otro que sólo Dios lo sepa.

Texto agregado el 16-03-2008, y leído por 369 visitantes. (15 votos)


Lectores Opinan
24-01-2009 lindo,me gusta ELIMAR
29-05-2008 una historia fascinante te felicito!.me gustó mucho 5* buuu
22-04-2008 Una historia que invita a la reflexión. Narrada como una caricia de terciopelo para absorverla todita. Me gustó. Sofiama
22-04-2008 Tiene un fuerte sentido filosófico, está inundado de símbolos que recrean la naturaleza humana, es preciosa esta historia, el yo supera su inmanencia y trasciende hacia el tu. Me gustó mucho, no hay yo sin tu y tu sin yo, la completud humana se alcanza con la conciencia de la otredad. Muy bueno. cristina
02-04-2008 QUE HERMOSO tanabata
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