La noche acaba rápidamente, el amanecer casi nos alcanza y te marchas al alba, el cansancio me toma para sí y me rindo al sueño, despierto completamente enamorado, con tu aroma de mujer impregnado en mí, conservo aún el sabor de tu boca, eres mi recompensa, te esperé de lunes a viernes, pues el fin de semana serías para mi, para inventar un nosotros fuera del trabajo, los amigos, la familia, la rutina.
El mediodía me alcanza aún ciego entre vapores de ilusión, nos profesamos tanto amor anoche, es por eso que espero que me llames, ya casi desapareciendo tu fantasma se contorsiona junto a mi.
Ya son las tres, me angustia no saber de mi amada, los ecos en mi memoria no son suficientes, te llamo, pero no contestas, quizás estás ocupada, debe haber surgido algun imprevisto, espero.
Ya casi son las siete y he preparado algo para comer, mientras los hornos se enfrían vuelvo a llamarte, no contestas y al igual que la comida mi piel se endurece y se torna fría.
Son las diez y recorro las formas grabadas en las sábanas, aún no llegas, la pena me alcanza, reparo todo cuanto hay en casa, y así la noche se hace día nuevamente, sé que hoy te veré, parto a nuestro lugar de reunión.
El tiempo pasó y tu no pasaste, te extraño, lentamente despierto de mi letargo, siento que algo en mi no va bien, me siento vacio, el agua no sacia mi sed, el agua no limpia mi cuerpo, el agua no purifica mi espíritu, te siento lejos, no entiendo como puedes amar y dejar tan pronto, no creo que mi forma de amar sea especial, pero definitivamente tus maneras no son de amar.
Es viernes y sin llamar vuelves a casa, agotada de la vida, cansada del trabajo, me exiges un abrazo, me reclamas que te ampare bajo mi pecho, una palabra surge de tu boca, me dices te amo, y aunque te sonrío, no puedo dejar de sentirme sucio, ultrajado, en tu mundo interno crees de verdad que una palabra lanzada al aire me reconfortará y me hará correr hacia ti, te beso y te acojo, sonrío y te acaricio, te tiendes junto a mi y mientras duermes,...
...por fin puedo llorar.