"…Qué rebelión lo que hace chico a este corazón…
…Qué maldición, me estoy quedando un poco solo…
…Igual deja, voy persiguiendo mi verdad…
…Es el principio de todo, princesa…"


Levantándonos ensimismados en nuestros propios pensamientos; dos cuerpos quejumbrosos no nos permitieron avistar la lejanía imparcial de nuestras almas. Ahora el piso está frío, y el rostro cubierto de lágrimas. Lagañas de rimel corrido.
Tomás mi mano y esperás que dirija mi mirada hacia vos, pero tu piel helada sólo logra estremecerme y me vuelvo sobre mis movimientos, enroscada en un mar de espasmos hacia el colchón otrora testigo de nuestro amor. Te reclinás sobre mi, susurras respirando pausadamente, “no llorés, acá estoy”; giro mi cabeza para ver tus ojos clavados en la maraña de mi pelo y te imploro en una mirada que me abraces, mas te encuentras muy ocupado esbozando una leve sonrisa y acariciando mi pelo, rozando mi rostro, secando mis lágrimas.
Arremete contra mi cuerpo de una sola mirada. Clávate como una espina en mi corazón. Inyecta esa dosis de adrenalina para continuar. Respira de mis sueños… déjame respirar de los tuyos. Y cuando todo este gris vuelve a mí, con una sonrisa me hallarás aguardando por ti; borrado para siempre este mar de dolor.
Acompáñame en este viaje.

"…Quiero para siempre que te quedes en mi mente y que me vuelvas a vivir…
…Quiero que no olvides todo lo que necesito de tu amor…
…Y en la noche de las noches, me verás caer…
…Pidiendo perdón amor…"


Aquí estoy y aquí estaré.
Esta soy y esta seré.
Por siempre.