trata de dos niños que se buscan durante todos sus sueños. ambos han nacido el mismo día y año. ambos son singulares, pero ambos son diferentes. uno es hombre y el otro es una mujer. ha ambos les acontece el tiempo, pero nunca se pueden ver ni oír. ambos llegan a tener familia, hijos, nietos, pero aún así, en sus sueños y en sus mejores pensamientos, siguen juntos camino a un destino que sólo ellos sienten que saben pero que aún no llega el momento en que se abra el telón del amor y verdad.
una mañana, la mujer se enferma y el hombre lo siente en su corazón, y se enferma también. ambos sueñan que están juntos y que juegan como niños, ángeles, duendes, aves, y tantas cosas mas... en cada sueño siempre hay una sonido poco antes que despierten. es una campana, una sólida y sonora campana que se escucha a lo lejos y que les llama a merendar. ambos dejan de jugar y parten corriendo hacia el lugar en donde suena la campana, pero, en sus carreras, ambos se pierden, siempre se pierden, y por mas que se buscan, no se encuentran hasta el siguiente sueño, aunque la campana sigue sonando y sonando hasta que ambos abren sus ojos y ven la realidad en el vidrio de sus vidas...
no llegan a morir, pero uno de ellos se levanta y decide pasear, salir de su cama. sale y da un paseo por un parque. ve un ave que vuela por los cielos, y éste se posa en su regazo, como si fuera un nido. éste lo acaricia y el ave le mira por uno de sus ojos y le dice si desea conocer a su amigo del otro lado de los sueños. sí, responde. sígueme, le dice el ave, pero, seguirle significa correr hasta llegar a un monte y saltar al vacío. lo sigue y cuando está por dar el salto, escucha el sonido de la campana, fuerte, muy fuerte. se detiene y baja del monte con gran dificultad y empieza a seguir el sonido de la campana que cada vez se hace mas y mas fuerte. de pronto siente que sus piernas se hacen fuertes y juveniles, y el lugar en que corre se hace idéntico al lugar de muchos de sus sueños. al fondo de aquel paraíso ve una planicie llena de flores y niños. no lo puede creer y se sienta entre las flores y el pato. y aprecia al fondo del lugar una cabaña en donde una anciana mueve la campana una y otra vez... una mano le toca la espalda y ve, al fin, su destino, su otro lado, su otro lado del sueño... ambos sonríen y ambos se cogen de las manos, y corren hacia la casa de la anciana que no cesa de tocar la campana, ante un alud de niños que no dejan de entrar en la cabaña...
san isidro, marzo del 2008
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