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Inicio / Cuenteros Locales / rosalena_56 / Las manos de la muñeca

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Por qué las palmas de los negros son blancas, es una cosa que siempre me pregunté.
Cuando era pequeña, mi madre tenía una empleada a quien llamábamos Dodó. Ella era una buena mujer, negra como la noche y sus cabellos y sus ojos aún más negros pero las palmas de sus manos blancas como la nieve.
Éramos cinco hermanos y nuestros padres trabajaban mucho para hacer de nosotros personas de bien, entonces, Dodó, nos cuidaba todo el día, hacía la comida y jugaba con mis hermanos más pequeños.
Una noche, mi hermanita Clarice había perdido su muñeca negrita y no la encontraba por ningún lado. Dodó trataba de calmarla pero Clarice lloraba cada vez más.
-Tienes otras muñecas querida- dijo Dodó- no llores por favor.
-No, yo sólo quiero mi muñeca negra, sólo quiero mi muñequita negra!- y más calma ya preguntó:
-Dodó, por qué mi muñeca negra no tiene las palmas de las manos, blancas como las tuyas?
-Porque mis manos fueron hechas por Dios para acariciar a las niñas buenas como tú y de tanto…tanto acariciarlas, se fueron volviendo blancas…blancas…
Y así Clarice se fue quedando dormida mientras las blancas palmas de Dodó tocaban su cabecita.
A la mañana siguiente, mi hermana se despertó abrazada a su muñeca que curiosamente tenía las palmas de sus manitos, blancas como la nieve.


As maõs da boneca

Porque as palmas das maõs dos pretos são brancas, é uma coisa que eu sempre me perguntei.
Quando eu era pequenininha, minha mãe tinha uma empregada que chamávamos de Dodó. Ela era una boa mulher, preta como a noite, e seus cabelos e seus olhos aínda mais pretos, mas as palmas das suas maõs, brancas como a neve.
Éramos cinco irmãos e nossos pais trabalhavam muito para fazer de nós pessoas de bem, então, a Dodó, cuidava da gente o dia inteiro, fazia a comida e brincava con meus irmãos menores.
Uma noite, minha irmãzinha , a Clarice, tinha perdido a sua boneca pretinha e não a encontrava por nenhúm lugar. Dodó tentava calmá-la mas a Clarice chorava cada vez mais.
-Você tem outras bonecas, meu bem- falou a Dodó para ela- não chore por favor.
-Não - falou a Clarice- eu só quero minha boneca preta, só quero minha bonequinha preta.- E mais calma perguntou : - Dodó, porque minha boneca não tem as palmas das mãos brancas como você ?
-Porque minhas mãos foram feitas por Deus para acariciar as crianças boazinhas como você, e tanto, tanto acariciá-las todas as noites, minhas mãos foram ficando branquinhas...branquinhas...
E assim, a Clarice foi ficando adormecida enquanto as palmas brancas da Dodó tocavam a sua cabezinha.
À manhã seguinte, a Clarice acordou abraçada à sua boneca que curiosamente tinha as palmas das mãozinhas brancas como a neve.

Texto agregado el 14-03-2008, y leído por 269 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
11-04-2008 esa muñeca acaricio a Clarice toda la noche, te felicito muy tierno los cuentos, estos cuentos son mi debildad, Javier que te saluda con las manos rojas, de aaplaudirte jajaja mjr10
09-04-2008 Tu cuento es hermoso. me gusta leerte, veo cuanto tiempo dedicas a tus escritos.***** alejandrocasals
28-03-2008 Tiernísimo cuento que me erizó la piel con tan bello final. 5* Susana compromiso
24-03-2008 Muy bello relato, de mucho simbolismo y ternura. Palin
18-03-2008 ¿te digo algo, rosalena? es como si una mamá me lo hubiera contado para dormir, no sé, me emocionó. Rosas para vos, querida amiga. wenceslaowenceslao
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