¿Has vuelto?
Tiembla leve la voz del hombre de pie en la puerta de la habitación, sorprendida su esperanza con el pronto regreso de ella. Observa el cuerpo vestido de blanco sentado en la silla del tocador. Mónica no responde ni vuelve el rostro que él ilusionado contempla en el espejo. Se la traga con los ojos encendidos y la boca entreabierta.

-Prometí no preguntar nada cuando renové mis instancias por tu regreso a casa, te perdono todo. Es que te amo mucho más que eso y se que estás arrepentida. Y has vuelto. Ven, mirame, no te ruborices.

En el espejo los labios de ella sonríen y se ilumina su rostro. Con el corazón palpitando fuerte Nelson la mira con ternura. El espejo deja de sonreír y el ve una lágrima de arrepentimiento en la rosada mejilla.

De pronto ella, arrogante, se pone de pie, lo mira con indiferencia y le dice:
-No vine a buscar perdón, llevo lo que es mío como puedes ver. Adios.
Nelson atónito busca la huella de la lágrima en la mejilla de ella. En silencio vuelve la espalda mientras la mujer se aleja. Le atrapa la pena y el desencanto.
Se acerca al espejo a limpiarse los ojos y al mirarse recién comprende que no hubo lágrima en la mejilla de Mónica. Una pequeña fisura en el azogue del espejo.

Silvia Parra Baeza.