CAP 1: UNA PEQUEÑA VISITA.
Lara Rickman era una muchacha de 16 años, tenia ojos de color verdes claros, pelo rubio oscuro, piel muy blanca y era flaca, aunque no demasiado.
Vivía en casa de sus padres, Vivian Marcuk y su padre Colin Rickman.
La casa era bastante acogedora, contaba con dos plantas, en el piso de abajo estaba la cocina, un comedor, una living y un pequeño hall, en la planta alta estaban tres dormitorios con dos baños, uno de los cuales se encontraba en la habitación de sus padres.
Lara era hija única, de dos prestigiosos magos de sangre pura, muy conocidos y respetados en el ámbito mágico.
Era una mañana fría de fines de agosto, Lara se encontraba aun en su cama, pero ya estaba despierta de hace rato, cuando su madre golpeo la puerta de su habitación.
- Pase.-
- Buenos días hija, ¿cómo estas?.- Le dijo su madre con voz dulce y tranquila.
- Bien, mamá, ¿qué desayunaremos hoy?.- Pregunto la muchacha.
La mujer sonrió, y sentándose en una esquina de la cama de Lara, le contestó.
- Lo que tu quieras, pero yo que tu me iría vistiendo ya, hoy tenemos una pequeña visita en casa.- Hizo una pausa, para mirar su reloj. – Y si bien me parece no tardaran en llegar.-
Lara miro extrañada a su madre, no tenia idea de quien podía visitarlos y más aun, tan temprano, pues eran las 6:30 de la mañana.
- Dime, ¿quiénes vendrán?.-
- Ya veras.-
Una vez que Lara se vistió, bajo a desayunar al comedor, donde se encontraban seguramente sus padres.
Vestía una polera negra con cuello alto, llevaba una cadenita de oro fina, con un pequeño león de Gryffindor, que le había regalado sus padres el primer año que había asistido a Hogwarts, la escuela de magia y hechicería, en la que ella había sido elegida para Gryffindor, la casa representada por un león. En esa casa solo asistían los que tenían gran coraje, gran temple. En sus piernas llevaba un Jean también negro y un par de zapatillas negras...(para variar).
- Buenos días hija.- La saludo su padre poniendo unos cubiertos en la mesa. Lara miro la mesa, y notó algo extraño en ella, había dos platos, dos vasos, y unos cubiertos adicionales sobre esta.
- Oye, papá, ¿por qué pones todo eso?.- Pregunto Lara aun más extrañada.
Su padre sonrió, al igual que lo había hecho su madre en su habitación.
- Por que hoy tendremos visitas.-
- Si, eso ya lo se, me lo dijo mamá, pero lo que quiero saber es quienes vendrán.- Le dijo la muchacha como cosa obvia.
En cuanto Lara pronuncio esas palabras se escucho el timbre de la puerta.
- Ve a abrir.- Le ordeno suavemente su padre.
Lara se dirigió con paso firme hacia la puerta.
Cuando llego al frente de esta la abrió, y se llevo una gran sorpresa al ver a quien se encontraba del otro lado del marco de la puerta.
Parado bajo la lluvia se encontraba un hombre, de cabello y ojos negros, nariz ganchuda y pelo hasta un poco mas arriba de los hombros. Que vestía una túnica negra.
- ¿Qué?, ¿acaso no me va a saludar, ni invitarme a pasar?.- Le preguntó el hombre con tono sarcástico.
Lara que se encontraba aun muy sorprendida por la aparición del hombre se apresuro a decir.
- S-si pro-profesor Snape, adelante.- Se hizo hacia un costado, dejándole el paso libre al profesor.
- Hola profesor, ¿cómo les fue en el viaje?.- Pregunto Colin.
- Bien...-
Cuando Lara quiso serrar la puerta, una vez que Snape entro, alguien puso un paraguas, tratando de trabar la puerta, para que no se serrara.
La muchacha lo notó, entonces volvió a abrirla, y allí detrás del marco de encontraba Albus Dumbledore.
- Hola señorita Rickman.- Le dijo el anciano con una suave sonrisa en el rostro.
- Hola profesor Dumbledore.- Le respondió Lara con asombro.
En la pequeña cocina se encontraban Vivian, Colin, Lara, Snape y Dumbledore.
- Profesores, por favor tomen asiento.- Dijo Vivian haciendo un gesto con sus manos.
Ambos invitados se sentaron.
- ¿Qué les gustaría comer?.- Preguntó Vivian acercándose a la cocina.
Mientras todos esperaban que el desayuno llegara a sus respectivos platos Colin empezó una charla, que para Lara fue bastante vergonzosa.
- Dígame profesor Snape, ¿cómo se comporta mi hija en sus clases?.-
Lara se atragantó con el jugo de naranja que estaba bebiendo, y se puso muy colorada. Todos lo notaron.
Snape dibujo una pequeña sonrisa maliciosa mientras miraba de reojo a Lara, cuando contestó.
- Su hija es una rebelde.- Contesto el profesor fríamente.
Antes de que alguien pudiera hacer o decir algo, Lara se levantó de su asiento y apresuradamente habló.
- Oh, saben, creo que deje la luz de mi habitación encendida, así que voy a apagarla, con permiso.- Y en cuanto dijo eso salió casi corriendo de la cocina, con todos mirándola.
“No puedo creer que Snape diga eso... aun que en realidad sí, el me odia, odia a todos los Gryffindor, pero ¿cómo se va a atrever a hacer semejante cosa?, decirle eso a mi padre, “que soy una rebelde”, ¿acaso luego dirá: su hija produce atentados en mi clase. Ja, si claro, si lo llega a decir... ¡es hombre muerto!.”
Subió a su habitación y allí se quedo mirando el follaje por un gran ventanal. Paso un largo rato, hasta que Lara comprendió que no había tocado bocado de su desayuno, Snape no la había dejado.
Y ahora estaba muerta de hambre, su estomago casi hablaba pidiendo comida. Como ya había pasado un rato desde el “inconveniente” que tuvo, decidió que ya era hora de bajar a comer algo, suplicando que no hubiera nadie en el comedor.
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