Ella siempre ha sido posesiva, pero quería que no estuviera solo siempre...inconscientemente lo alejaba de la gente, pero, ¿cómo darse cuenta de eso cuando lo lleva en la sangre?
Evidentemente no fue fácil alejarse de él, de hecho, fue el dolor más grande que ha sentido en la vida, nunca el corazón había sufrido de esa forma, ni siquiera cuando más creyó haberlo hecho...pero a la vez lo deja ir, no lo molesta, deja que haga su nueva vida y cuida de él.
Él ya no llama los domingos como habitualmente lo hacía, sólo llama para cosas puntuales...
Es el mal del ser humano acostumbrarse al sufrimiento y es un mal don olvidarse de él, porque en realidad te ves forzado a dejar atrás las cosas que realmente te hacían feliz, y te das cuenta al final, cuando a lo mejor ya no hay forma de volver atrás.