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Cada golpe quedaba marcado en la pared, cada grito desesperado y enfurecido por la mezcla de falta de sueño y sobra de locura. Esos rojos que no se entendia de donde llegaban, que daba la duda si eran del destello de las luces de la calle reflejados por los fierros redondos que sugetaban las macetas en ese pequeño jardìn orgullo de doña Matilde. El sueño y la realidad rompieron fronteras, abrir y cerrar los ojos delineaban aùn màs aquellos rojos que se extendìan màs allà de donde el terror pierdìa su valentìa. Y miraba esa cama estùpida tan orgullosa de ser el cìrculo hermètico del descanso.
El paradigma de la noche habìa convulsionado naturalmente, el saber de antemano que no habìa nadie en las calles, que los fantasmas y transitaban los pasillos anònimos y en silencio. Los perros ladraban acostumbrados de intuirlo todo por detràs de las puertas de sus casas. Cada cuerpo desnudo y caliente, cada movimiento de venas recorriendo el mismo lugar tantas veces como fuera posible; todo aquello hecho una masa deforme que querìa confundirse con el olor de pan a medio coser que salìa de las chimeneas de las casas que en las mañanas sòlo serìan casas.
Mi postura inerte ante tanta luz confundida con la bruma que no dejaba ver nada mas allà de las rodillas, mi vista hacia adelante, sorprendido por aquellos pilares tan terrorìficamente bellos que empezaban en el techo y el piso encontràndose en el medio del aire de aquel salòn como dos brazos que se encuentran en las manos y no tienen màs que entrelazar los dedos; los colores confundidos pòr destellos blancos; la mùsica que robaban mis oidos de aquella radio y la transportaban a ese salòn moribundo en mi cabeza donde bailabas perdida en sus ojos, flotando, pues tus pies habìan caido mutilados por la bruma.
Tus movimientos suaves acompañados a los de èl haciendo parodia de un bals que nunca mas se escucharà, mùsica de retrospecciòn, acompañamiento maldito de quien està viendo el cuadro de una mujer de ojos grandes y de labios bièn irrigados. Flotas como bailas, bailas como amas, què mas te falta si a mì me sobran golpes que te estampo en el aire.
Mi cuerpo quedaba marcado en la pared cada grito desesperado y enfurecido que no escuchabas, cada golpe que no sentìas, cada rojo que se perdìa en el horizonte. |
Texto agregado el 11-03-2008, y leído por 172
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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23-05-2008 |
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Que decir, si bastante excitante... me gustó... me dio como el fuego... te puse 5 * mitkathena |
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21-03-2008 |
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locura y delirios muy bien narrados salu2 y ********** lobo2099 |
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18-03-2008 |
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Un texto bien armado. Uno va por ese delirio y no se pierde. Un placer leerlo. Esdrelon |
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17-03-2008 |
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Un texto excitante. Me encantó leerte. Un saludo de josef! josef |
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13-03-2008 |
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muy burno se sientte el delirio
ANJELA |
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