No me gusta de dar rodeos, mi nombre es Carlos y esta es mi historia.

Yo era un hombre joven que trabajaba en una cantera en el monte, fui enseñado a trabajar por poco salario, a vivir de poca agua y sobras de comida, a ser un obrero subordinado de tiempo completo, mi familia era pobre, mi madre y mi padre habían muerto entonces solo quedaba mi pequeña hermana, siempre la quise, nunca le falto comida, ni hogar pero si educación, amigos y juguetes y muchas mas cosas que ni la cantera ni yo podíamos darle, un día decidí entregarla a una familia rica que paseaba por la loma, era una pareja joven sin hijos, mi hermana dormida y a mi me dolió mucho pero era lo mejor además ya no podía darle nada, me despedí de ella con un beso en la frente y se fueron, así me quede sin familia.

Mi casa se calló durante una horrenda tormenta, nunca pude reconstruirla así que la cantera me dejaba quedarme en una cabañita con una silla, un viejo colchón y un escritorio nada mas, así me quedé sin casa.

Al cabo de unos años ya no tenía nada pues la cantera quebró económicamente y muchos trabajadores decidieron abandonar la zona y otros aún mas desesperados se quitaron la vida, por ultimo, así lo perdí todo.

Decidí ir caminando de pueblo en pueblo hasta encontrar mi lugar, llegue a uno donde las casas estaban infestadas de ratas, en la cantera habían muchas y a mi nunca me causaron miedo alguno así que decidí cazar las ratas, pasaron tres días y dos noches y todo el pueblo estaba libre de ratas, las personas aunque ni tenían mucho decidieron darme $10000, yo no recibí su oferta, pues sabía que era la pobreza, pero no me pude negar a una noche en una casa con camas suaves y algo de comida, al día siguiente partí de dicho pueblo y me encontré a una familia de 4 personas muy hambrientas así que decidí regalarles un pan que ya me habían regalado, pues sabía lo que era el hambre, seguí mi camino, me encontré a un joven con sus pies heridos tratando de cruzar una creciente del río entonces me acerque a el y le di mis medias y zapatos, pues sabía lo que era el dolor, descalzo, con hambre y cansado seguí mi camino pero por una extraña razón mi corazón rebozaba de alegría, en el camino encontré a un minusválido sin ropas le di mi ruana, unos trapos y mi camisa, pues sabía lo que era el frío, seguí mi camino, caía la noche y entrando al siguiente pueblo había un ciego, me pidió dinero o cualquier cosa que le pudiera dar pero ya no me quedaba nada mas, le pedí disculpas y seguí mi camino pero el ciego me pidió que lo cargara hasta el otro lado del pueblo yo sin calzado, hambriento, con frío y casi desnudo accedí a ayudarlo me lo cargue en la espalda e hice mi mejor esfuerzo, durante el camino el ciego me pregunto -¿Tienes familia?- le respondí tristemente –No, ni hogar, ni comida ni tampoco vestiduras-, -pero estoy seguro que en alguna parte esta mi lugar- el ciego me volvió a preguntar -¿Por qué si lo has perdido todo, ayudas a las personas así te hagas mal?- con gozo en el corazón, le dije –Porque ya conozco muy bien el sufrimiento y no quiero que mas personas tengan que vivir lo que yo he vivido-, reino el silencio el resto del camino cuando termine de cruzar sentí que ya no llevaba al ciego, mire a todos los lados pero solo encontré sus ropas, caí rendido a descansar y al despertar por la mañana vi una nota que decía:

-Buenos días, espero te sientas bien.
Hiciste mucho bien el día de ayer, ayudaste a hambrientos, heridos y minusvalidos, la felicidad que has sembrado hoy te dará fruto, a tu izquierda están tus ropas, una canasta de comida y una nuevas sandalias, ahora vuelve a casa pues te espera tu hermana con inmensas riquezas, cariño, amor y su familia adoptiva.
Con mucho amor tu señor Jesucristo-

No pude contener la alegría solo me vestí corrí y corrí al fin del día llegue a mi casa, estaba perfecta y mi hermana y su nueva familia, hoy se que mi felicidad está en mi hogar y mas importante aún en Jesucristo pues, el me salvó y me lo devolvió todo.