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“LO QUE NOS ENGAÑA ES AQUELLO QUE
NO PODEMOS CREER PERO CREEMOS”
Don Mario Libreest (personaje Ficcionario)


REALPARIENCIAS

Recientemente recibí la carta de un lustrador de zapatos con el que en otros tiempos tuve oportunidad de intercambiar algunos puntos de vista respecto de situaciones triviales, supe de quien se trataba después de avanzar en la lectura, en realidad no sabía ni su nombre y, por tanto, me dispuse un tanto temeroso a leer la carta al no reconocer el remitente. Lo que a continuación transcribo es una de muchas cartas que a lo largo de dos años he recibido de la misma persona, es increíble lo que uno puede encontrar en un jardín de la ciudad. La carta se dirigía a mí y decía lo siguiente:

Nota: Le ruego no fije su atención en errores y sí en lo fundamental, deberá guiar sus ojos por las líneas de manera rápida y sin detenerse mucho, si es posible lea a la distancia.

“Muy estmidao sñeor, utsed tenie la bodnad de cerer que las csoas son proque así lo dcie fluano o ztuano. Dgio la bodnad proque es un atco simepre geneorso – es dceir, para aqulleos que usetd ecuscha – y lanmetameblente seimpre neesicta uno un punto de rerefencia que le acrqeue a una estructcuraión de peansmiento más o meons coerrcta. En coúmn, supnoemos que las csoas son iemerrdiablemente ngreas o blcanas, dejadno a la didvesirad de corloes cmoo un antecocimiento nartual que se remsuen en los tnoos primreo dihcos. Es la pertesisncia de un carpicho – acetpando, praa tal diferneciación, que el peristsente no sea capirchoso – más allá de etso, praa ausmir cuaqluier poisción, es prceiso viivr. No queiro dceir con etso que me stiúo en una poisción de atlo expeimrentado preo cuadno mneos pudeo recooncer que esxiten pnutos repescto a los culaes no me peudo codnucir sin fatlar a la hoenstidad; el concoerle ha sdio una garn excperienia, ha inenctivado mi aivdez inteletcual. “Me ha proovcado” –driían los inteletuacles –. Escuhcarle singifica aperndizaje, rveuelo, es el atco sulbime sorbe el que se prounncian ciretos poeats, pudeen trancsurrir las hroas cunado uno, en camla, le esuccha diesrtar sbore cuetsiones que, a sipmle vsita, encjaan en la triivalidad… usetd les extare lo fnio, lo intreesante, lo dgino de apercio. Le recoonzco su garn cuultra y su exclesa “manejación” del legnuaje – uso etsa paalbra proque he aperndido de utsed a cearr tabmién nuveas fromas – quziá la persente vyaa de un haalgo a lo que paerce ser una rael inocnformidad con su mnaera de conudcirse en la esfrea del pesnamiento, sin emabrgo qureio que spea que etsa contradiiccón no eixste, es preicsamente ese el putno que pretnedo aclraar con utesd al trtaar de haecrle entndeer que no tdoas las coass son úincas y que pcoo es lo que, no sinedo contraidctrioo, resutla paraódjico. Sí, penasrá que mi diesrtación rua de un ldao a orto, de extermo a extermo, de las lidnes a los fnodos preo en relaidad etsa es la mecáinca que la porpia vdia siuge praa toods, praa ella msima, no yo. Uon prseenta seugidamente la ilsuión de tener, de psoeer, en toods lo ámibtos, y es preicsamente etsa ilsuión la que nos disaprata y nos enacjona en mdoos, en codnuctas, que, al fin y sierpme, nos deapran las peroes cofnusiones y nos imopsibilitan praa repraarnos a noostros mimsos. Esto, esoty seugro, deivene de una ceirta epsecie de aminalidad slavaje a la que etsamos perdestinados y no ecsapamos de nignuna froma –utsed sarbá mjeor que yo la infiindad de hobmres imoprtantes en la hitsoria que han sucmubido atne su prpoia natrualeza betsial – smoos srees, mas que intsintivos, intuiitvos y en el ámibto de la intuicóin nos ecnontramos pedridos al pericbir tdoo preicsamente garcias a lo que intiumos, aeljados de la rzaón que pudee ser mqauillada con los daots conoicdos y con la cutlura libersca que agtoamos y nos epmecinamos en conesrvar y acrceentar. Heoms naicdo con el concsiente deeso de crceer, no eixste ya, actulamente, ni una sloa casua que, en conicencia, nos ipmida el deasrrollo, halbo de la cuetsión inteiorr y por tatno ovlido y djeo de lado cualuqier orta sitaución de craácter patloógico que iimpda el crceimiento, apleo a la conienccia, a la inteiorridad. Etso, nos signiifca un atco de fe, cmoo lo es la histroia mimsa, como lo es la reilgión, como lo es el porpio hehco de que yo etsé sgeuro de que usetd leerá la catra copmleta, es la espearnza que aliemntamos tdoos en el fodno de nostroos msimos y que nos ha sido rveelada cuadno lo que espearmos sucdee. Es un egnaño de la prpoia vdia, es una síntseis de los setnimientos que se acmuulan y gsetan en nsuetros adetnros una froma de dseeo que se traudce en la epseranza. Genrealmente vicnulamos etsos hehcos con una dediad, han dihco batsamente que el hobmre no sorbevive sin veenración hcaia lo extreno; reuslta cruioso que esa neecsidad de aalbanza a lo extreior deevnga preicsamente de una cusetión tan proufnda como nusetra porpia conciecnia y, praa srele honseto, es aglo sorbe lo que en futruos enceuntros tednrá que ilsutrarme. Mi actviidad ceerbral es de jonradas de 24 hroas, no tinee decsanso, imaigno – cmoo les suecde a algnuos sirenios – que mi creebro no deurme nnuca, solo se perimte letagros de seugndos veitnicuatro vcees al día, los cuaels reusltan suficeintes praa que siga traabjando y en geenral, creo, toods teenmos el artilugio en síimles condciiones. Esepro que haya sevrido esta crata para demsotrarle que son mcuhas las cosas que soprrenden a uno a lo lagro del caimno llmaado vida, recurede que siermpe somos uons inivtados en etsa teirra y que, cmoo taels, dbeemos viivr en ella con ese repseto a la diiversdad de oopinines de los ortos que, como notsoros, son iinvtados tmabién y bsucan al afitnrión para agrdaecerle o reporcharle las vitrudes o caerncias que se hyaan en su esapcio. Si lo cosnidera purdente y acrode a su sisetma de pesnamiento dlée respeusta a la miisva, sabe que no tnego driección potsal, bsatará que la entrgeue al cratero y dgia que es para Don Eustaquio el boelro de la palza de aarms, sarbá de inmdeiato que es diirgida a mí”
Morelia Michoacán a los días vividos del año que plazca.

PD. Le pido que, en la evidencia de mi mal escribir, se de cuenta de que aún y cuando existen errores ortográfico-sintácticos, siempre existe algo alejado de nuestros dominios que nos identifica como iguales: el cerebro por sí solo, distante de nuestro conciente, trata de arreglar todos nuestros errores, incluso sin necesidad de razón.

Pordá advetirrse de lo trsacrito que, aun y cunado eixste el ainmo, pcoo se dbee dceir. Deibdo a una atcitud de cognruencia, a psear de su insitsencia, no he poiddo –¿ dbeería dceir: no he qeurido? – rseponderle ni una sola de sus crtaas. Sin embrago epsero pdoer sgeuir dadnolas a conocer, a peasr de tdoo.

NTOA: Por mi patre, he auqí los acetnos que falatron a mi tracsripcion: ´´´.´´´´´. ´´´´´´´´´.
POR: ALEJANDRO LÓPEZ URQUIZA
urquiza_al@yahoo.com

Texto agregado el 10-03-2008, y leído por 87 visitantes. (0 votos)


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