No puedes ser tú, recuerdos que amordazan mi escaparate que aparecen, desaparecen que parecen siempre esfumarse. Una ventana nos separaba aquella madrugada y parecían mares mis manos rogando te abalanzaras y tu mirada siempre tan penetrante. Quisiste esconderte alejarte de mi mirada pero te vi, no pudiste evitarlo tras en fondo oscuro de ese palacio. Se nos apagaron las luces incómodos, otra vez a horrorizarse sabiendo que el otro estaba presente pero que nuestros cuerpos no podían tocarse.
Texto agregado el 10-03-2008, y leído por 167 visitantes. (4 votos)