Veo que tu pasado,
encendido como una braza,
que aun lejos de enfriar,
hoy te abraza.
Veo tu presente,
hoy bien vigente,
es un charlatán desfachatado,
que te tiene sin descanso.
Veo tu futuro,
asomando entre tu parpadeo,
que incierto e ingenuo,
de tus acciones hará un momento.
Veo que hay arrepentimiento,
porque no aceptas mi destierro,
tú alma llora,
y tu corazón sigue descontento.
Veo la ansiedad en tu cenicero,
dolor empapándose en tus ojos,
histeria durmiendo en tu lengua
y melancolía paseando por tu memoria.
Veo que no son verdugos,
los que te imploran,
son tus penas,
cuando me nombran.
|