SOMBRAS

Las sombras forman una capa transparente en la memoria, semejante a la baba que dejan los caracoles en los jardines, a diferencia de ellos, la memoria va edificando capas duras como las del caparazón de las tortugas, cuando esto sucede, la memoria da un giro y de pronto olvida cosas que hasta hacía segundos eran lo mas importante para sobrevivir. Juegos absurdos de los mortales, que no sabemos donde esconder el miedo, nos refugiamos en los acantilados desparejos del orgullo mal ubicado y nuestra costilla izquierda comienza a sentir que hay un peso que antes estaba ausente.
La luna comienza a iluminar zonas oscuras y la costilla comienza a acostumbrarse a ese inquilino que, con su orgullo intenta ocupar cada vez mas lugar entre sus vertebras.
Las sombras hechizadas por la sangre crecen y la carne inquieta por las sombras se contrae, todo es entonces una gran equivocación que, irá creciendo según pasen los dias.
Ahora son los relojes los que cambian de tiempo y late en nuestro corazón con un ritmo indefinido, lento.
Los pulmones se quedan sin aire y la sensación de muerte es una realidad palpable y es que las sombras van cambiando todo lo que tocan, los colores se vuelven mas tenues y opacos, la voz mas grave e inquieta, los ojos pierden su expresión y se asemejan a los ojos de los peces cautivos en una pecera pequeña.
Las sombras, amigas de nuestros mayores errores, caminan cada vez con mas rapidez, hasta que uno no es mas que una sombra y se busca los pies y no los encuentra, entonces cae pesadamente sobre la tierra por donde pasaron los caracoles dejando su rastro de baba, y desde ese lugar puede ver perfectamente como un gusano se vuelve mariposa y se da cuenta que, solo el hombre es capaz de volverse gusano después de ser un hombre, las hormigas comienzan a organizar su despliegue por el cuerpo inmovil del caído y este, se da cuenta que las sombras también lo dejaron sin manos, asi que las hormigas encuentran los lugares mas sinuosos para recorrerlo, hasta que solo queda, una masa de musculos y huesos cubiertos con una capa negra, movediza, que no distingue bien entre un hombre y su sombra.