He destruido los puentes. (¿O no fui yo?).
Repito: no hay puentes de regreso.
Eso sí, me siguen ojos fosforescentes con intenciones desconocidas. Saben mi nombre. (Alguien se lo habrá dicho).
A veces me cruzo con gentes que llevan bultos enormes a la espalda o sobre la cabeza. Les digo que ya no hay puentes, pero parece que no me entienden. Continúan alejándose y no vuelvo a saber de ellos.
¿Y si los puentes no han sido destruidos? Anoche pude ver resplandores de incendios a mis espaldas. Pero, ¿y si no son los puentes? Entonces estaría alejándome en una dirección absolutamente equivocada. Porque si estoy seguro de algo es de que allí a donde voy no hay nada.
Texto agregado el 12-04-2004, y leído por 133
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Lectores Opinan
12-04-2004
Absolutamente fascinante tu cuento, me dejaste anonadada, tiene tanto significado como ausencia. GENIAL. tita
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