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Inmensidad de torrentes,
bestias del aire, masas de carne dispersa y blanca
me recorren suavizando la tierra,
mientras allá arriba,
en el juego…anochece por segunda vez.

Tendido como arbusto sin agua,
me vuelvo junco… sal…
y la gran pupila me viste de luna.

Cerrar los ojos… me hace soñar con voces,
me infinita el cerebro… y nadie…
solo el estallido furioso de mis cauces internos…
golpes…riña de orquestas a la distancia…

Son barcos…barcos con ciudades en el lomo, visitándome como serpentinas asustadas, mientas por los montes, las formas hacen danza con su iluminación…
…no muero

Es música para gigantes,
que transforma el viaje en una instancia de compañías lejanas.

¿Miedo? …
al hombre tal vez
pero circulan como olas insaciables…
se alejan, y nunca sobrepasarán su horizonte zanjado.

Nadie, es el nombre de las rocas, vírgenes hasta mi llegada

…me establezco… y violento un río milenario…

¡No respiraré el agua de su pasado!
nadaré y seré nuevamente tierra,
para hundirme en la brisa que humedece mis rostros…

Tres yemas saladas rozan mis ojos y la lija me nubla,
es lo que alimenta a mis compañeros de viaje,
agua muda que desciende y genera partos en el infierno.

…Es otro ciclo,
…el de lo invisible.

Los ojos cerrados me hacen conversar nuevamente contigo, y con él.

Insectos ocultos me vigilan, y lo sé,
pero no sé nada…
hago ruidos en su silencio de gemidos, canto de rocas destrozadas

¿Estuvieron alguna vez en la cima? … ¿Cayeron a beber de los ríos del pasado?

…Son caracolas de hueso,
máscaras de la arena,
que visten el suelo en fiesta de disfraces sin música humanizada.

Es la luna que se vuelve bestia,
y nos descubre en el juego del espectador.

¡Arriba las manos! para dejar que nos viole las costillas,
¡Ilumíname! para botar la piel y dejar mi pasado en el sol de amanecida
¡Mójame con tu brisa infinita! que sopla las botellas en un tono de pulmones gigantes.

Todo se expande, y la sombra lenta de los cerros me abraza como caracol rebalsado.
Es la luz que aparece para rebotar en grandes paños sin límite,
dejando al descubierto bandidos que aprovechan la noche y mutilan a desposeídos.

Es la ley, y esta noche esta a favor de las ocho y seis extremidades.

Se visitan para reír del cazador,
beben bajo sus piedras, que por carcajada tiemblan una y cien veces.

Los bordes recortan al gran monstruo que me aplasta,
lo separan… lo alejan, evidenciando el fondo blanco tras la realidad pegoteada.

Mil recortes, y el álbum estará completo…
pero esta noche… retiro las páginas,
armo el horizonte nuevamente…
un cielo disparejo…

Mañana al salir… no encontraré el camino,
y mi cuerpo se perderá entre los montes, montañas y cerros,
seré momia, perro del desierto…
algo que combina con nada,
y si con el sabor de lo incierto.

Alejado del agua seré cactus,
y viviré por las noches abriendo la boca para alimentarme de su costado,
esponjoso, lento…
no chorrea pero avanza,
es un río inconsistente, que se esconde y no deja rastros.

Olvidé mi habitación, y si la veo nuevamente… la destrozo.

quiero tener tu pelaje, vigilante…
tus pies son finos estoques que no dejan huella… los míos,
rocas que me impiden el ascenso,
corres, levitas,
y yo me hundo, caigo,
mis manos se rompen en cada duna que cede ante mi armamento.

eres suave, como la vela del barco más ligero…
las flechas no te alcanzan…
eres arco y viento...

… huyes.

Yo, una boca con vida en tus recuerdos parejos… puros
sin esto, indefinible… obtuso
que te recibo en olores extraños y colores fabricados.

me muevo… tratando de comunicar,
pero te diriges al último lugar donde deje la huella,
lo hueles, y nuestro baile se vuelve observaciones,
dos, tres círculos,
y lanzo una carnada indefensa,
animal ingenuo, hombres malditos.

Te acercas, rompes los bordes
y mi alimento está muerto para tu sentido del acto…
nuevamente huyes para perderte tras el coloso…
si vuelves… y encuentras algún otro,
sal de ahí,
pues no seré yo,
será mi sombra bajo esta luna vuelta sol…

Nuevamente sin compañía mas que la de mis gritos ciegos y textuales,
sin amigos mas que los golpes de las ciudades avanzando en el horizonte deformado.

Le queda poco,
y ahora ya no hay sombra de gigantes ni de pequeños acompañantes.

Es el nuevo manto dentro del tablero,
la segunda noche en la alineación…
espero tranquilo, hundido en la humedad del suelo,
polvillo de primeras capas, cáscara de la pampa,
que me recibe como cama y me abunda como capa.

Hay instantes en que el silencio se vuelve mi sangre,
y mis pulsos los habitantes…
…Pero aparecen como abejorros iluminados,
dando zumbidos inquietantes,
música de la noche eterna, camioneros alucinantes.

Es la máxima noche.

…el polvo del cielo resurge y demanda,
Y la luz de la más alta ciudad abandona el baile.

Dentro del pozo aparecen los ángeles destellantes de mi mitología,
para abrazarse en un techo sin altura,
manto sin pilares ni parámetros.

Giran y retroceden…

Me pongo turnio para doblar la compañía,
y subo los ojos para notar la circularidad de lo eterno.

Situar lo limitado de nuestra percepción, para tragar la totalidad,
Es tener sexo con el centro de todos los puntos,
Es alejarse para vomitar más allá de los bordes que imagino.

Retirarse tras el cerro para notar que hay estrellas que se esconden,
Y que este no es el mismo cielo que se ve todos los días,
Es la verdad no precedida por mentiras.

Si vuelves a aparecer,
soledad eterna, compañía inmensa,
te recibiré con un festín para que degustes.

Pero tengo problemas…
no sé tus gustos,
y ni siquiera me das pistas.

Si perdieras un trapo sentiría el aroma de tus pieles,
el sabor de tu tiempo,
pero nada,
ni atisbos ni zumbidos.

no avisas, no te vas,
nunca llegas.

eres impredecible como la gran ola que me cubrirá
o como la que jamás se me posará en el cuerpo.

Soledad, si tuvieras nombre,
te llamaría con la boca cerrada.
Si tu ropa fuese el silencio,
sólo escucharía.

Pero el viento tiene más cuerpo que tu forma,
y el agua mas color que tu canto.

Me haces avanzar, buscarte,
subir las rocas, estirarme.

…quizás quieras asesinarme,
o que la vida me llegue antes.

Tal vez me ames,
o no sepas quien soy,
ni que estuve contigo antes.

Eso… me lo tienes que decir tú,
pues ni yo, ni mis voces incógnitas podrán contarlo,
me haces ser mudo, y dejar de escuchar.

Tal vez mis síntomas sean tu nombre,
mi enfermedad… tu cuerpo.

El entorno inmenso es tu casa,
Yo… tu puerta,
Y si quisieras, o me lo pidieras… tu tumba.

Mi cuerpo en inflamación se vuelve inentendible,
¿Será tu estela? Oscuridad eterna…
o el poder de tu sombra que me aplasta y entierra.

Las venas de mi cuello y mis músculos se tensan,
mi vista nublada y la cabeza punzando,
…tal vez me odies…
y quieras que salga arrancando,
…pero no veo en ti malas intensiones…

Te entiendo… soy hombre,
pero llámame pasajero indefenso,
más que humano inofensivo.

Si me alimento de tu carne,
lloraré al saber que te miento,
tenme fe y veras que tienes mi respeto…
mi amor…

Noche dentro de la noche,
que habitas por tramos inmensos,
¿Desaparecerás para que amanezca en el túnel?

Este, tu nuevo traje,
gris cubierto de polvos,
es la nube más alta, sombra de la tierra,
que se proyecta en el manto negro,
evidenciándose con tu paso,
justa intervención del lapso.

Adiós inmensidad…!
Me sacaría los párpados,
pero su peso es intolerable.

…desapareceré sin miedo, ya que amo a tus habitantes,
y comparto con ellos el sentimiento.

¡Fulgor!
¡Haz regresado!
y quiero que tu manto me cubra de estos humanos,
hombres violentos,
que avanzan destruyendo, pisando fuerte,
moliendo rocas.

cuídame blanca… No lo dudo.


Texto agregado el 09-03-2008, y leído por 86 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
09-03-2008 lo dicho, tienes tu estilo y tu manera de decir, muy propio divinaluna
 
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