No siempre tengo la oportunidad de negarte como debiera. Cuando mi negación era ocultarte, simplemente te escabullías para volver a mi en una canción, en un poema, en un lugar común.

Cuando te negué diciendo que todo había terminado, sentí todo el peso de mis palabras y caí de rodillas con parte de mi cuerpo apoyado sobre mis manos, en el suelo. Cuando la negación partió de ser una linda forma de esquivarte, te ausentabas y reías mientras las lunas que yo vivía eran frías.

Pero nunca te negué aceptando que no existías. Mi cabeza no me dejaba, argumentando que tú habías estado antes conmigo. Solo después, cuando ya tenía suficiente de estar vagando mi alma por tu aroma perdido en el viento, entendí que estabas en el pasado. Ya no existías.

Preferí negar todo antes de negarte de esa forma. Y ahora, que no tengo tan nublado el horizonte, aprovecho para hacerlo.

---
Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.