La montaña sangra fluye desde sus venas agrietadas y se pierde en la lejanía tan fresca, tan cristalina La montaña llora, lozana se mezclan lagrimas arenosas en las huellas de su sangre y nuestra sangre El Aconcagua ama con furor violento, apasionado paisaje abrazas para siempre a tus locos amantes. Como hiciste con su padre dormirá por siempre en tus nieves eternas y arrojarás al vacío una prueba una bota, un homenaje
Texto agregado el 06-03-2008, y leído por 224 visitantes. (4 votos)