Bronca que no calla, bronca que no duerme,
bronca que amarra la garganta
con grito de furia silencioso,
agrio espacio que impide conservar
el aliento vital y el pulso firme.
Impotencia que ahoga el flujo claro
y con tensa parálisis se expresa,
gira, rompe y se derrama como pita de alimañas
que corroe las entrañas y se devora los sueños.
Entretanto,
la vida no abandona el juego hostil,
y la muerte ronda y baila, tan cercana y risueña.
Bronca que no calla, bronca que no duerme,
mi canto es violencia
y no pide permiso,
y muerde hasta el fondo, y el fondo es macizo.
Dolor que brota con voces de arrebato,
dolor que estalla en silencio de muerte,
dolor por la experiencia de insensibles miembros,
dolor por la conciencia de la mala leche
de bocas que desbordan promesas incumplidas,
cuando el cuándo es ahora, y tienen el poder,
y miran al costado, no lo que hay que hacer,
por la vida en general, por quienes nada tienen,
desde siempre, desde antes de nacer,
y que suman y más suman estadísticas vitales,
de dolor, de miseria, de indigencia extrema,
en el enorme espacio de la esperanza ausente.
Bronca que no calla, bronca que no duerme,
mi canto es violencia
y no pide permiso,
y muerde hasta el fondo, y el fondo es macizo.
Bronca que no calla, bronca que no duerme,
dame el canto cierto para ignorar la tristeza,
dame el aliento para romper el taño,
y abrir de un tajo el cuerpo derrotado,
y llegar al núcleo del dolor preciso,
del dolor cabal que no admite excusas.
¡Quién pudiera desnudar a la injusticia
que se oculta bajo múltiples disfraces,
y suplanta sin pudor a la justicia
que carga doblegada
la inopia escandalosa por estigma y no reacciona!
Mezquino resultado una justicia desmedrada
y su hermana, la versátil, vigorosa y saludable.
Bronca que no calla, bronca que no duerme,
mi canto es violencia
y no pide permiso,
y muerde hasta el fondo, y el fondo es macizo.
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