Observe, desde lejos, como ella se fue desenvolviendo de su rojo vestido, el la tomo por detrás y penetro queriendo sacar de encima todo el estrés causado en el día. El semblante de Tiara no era mas que un simple quejido en mi inconsciente, ella hacia lo que quería con su cuerpo, ella se divertía lo gozaba se habría y mil falos podían satisfacerse en su dulce vulva, pero ese no era el problema, el problema era que yo la amaba y no podía soportar que alguna otra boca hiciera contacto son su tiernos labios carmesíes.
Yo, si yo, no era ni mas ni menos que un tierno chico que… la naturaleza no ha podido concederle ni unos tiernos ojos, ni un gran cuerpo y ni siquiera un tieso miembro… eso me duele… y me duele ser tan grotesco para sus ojos… y me duele que ella se abra de piernas con cualquiera.