La indiecita tiene los ojos muy negros, agrandados, abiertos y enmarcados en un rostro cuadrado y triste.
Muy triste, inmensamente infeliz tiene su carita esta indiecita que no tiene agua, que no tiene comida, que no tiene casa.
Pelo negro lleno de bichos, liso pero enmarañado, la indiecita corre contra el viento porque le han dicho que reparten hoy agua en un camión.
Corre la indiecita, cabeza en alto, mira para arriba, la mirada ya no es triste, está contenta, va a buscar agua despúes de varios días.
Piensa la indiecita: podré lavar mi pelo, beber más de un vaso de agua, bañar a mi niñito, hacer sopa de maíz.
Por pirmera vez en varios días la indiecita no mira hacia abajo, mira hacia arriba, corre apresurada, no se fija, corre contenta, corre demasiado y todo se oscurece.
Llega la tarde y el camión parte, se va del caserío, ya entregaron toda el agua. En la ruca el niño llora. La indiecita no ha llegado. La indiecita duerme en una zanja mirando las estrellas con los ojos más abiertos y felices que nunca. |