Por Elder Hernández




“Dale a la vida lo que quieres que te de”
Anónimo
“Dime si me estoy volviendo loco… mi corazón atómico en cuenta regresiva esta…acaricia mi alma, suaviza mi ser, esteriliza mi sangre y purifícame amor…”

De la canción corazón atomico de Zoe



Y el aire olía a jazmín. A frió. A noviembre. A una tarde que sin llover aun, sabes que no tardara en tirar el cielo a pedazos. El frió pegaba en mis mejillas y el Tamesis reflejaba la poca luz que todavía había. Era un viernes. Y el recuerdo de tus ojos me llevó a recordar el color de tu piel. Y el deseo inquebrantable de abrazarte crecía en mí. Y un suspiro exploto en mi pecho. Y así pude recordar tu rostro completamente. Me tuve que sentar en una banca para poderte escribir…

Eres una noche en bicicleta en Europa. El sabor del chocolate después de un café americano. El café americano después del pastel de chocolate. El aire pegando en mi rostro cuando voy en bici. El sol en un cielo despejado. La sonrisa de un niño. La llave de una puerta. Un aplauso. Una tarde de sábado. Una mañana de domingo. Una noche de martes cenando con vino tinto. La gratitud de un día bien hecho. El tiempo por venir (el que tarde o temprano sabes que llegara). El derecho a ser feliz (que aun siendo un derecho se tiene que ganar). Una grosería en tus labios (que saliendo de ti suena como si no fuera una grosería). Eres la lluvia cuando se necesita. Unos ojos claros. La curiosidad de un niño. La mitad de una parte. La parte de una mitad. Un guiño. Una sonrisa. Una risa. Un estruendo. Una despedida. Una bienvenida. La construcción de esa bienvenida. La construcción de una idea. La comprensión de estas ideas. La puerta del laberinto (para entrar o salir). El ojo de cronos.

El miedo y el amor (si, los opuestos. Aunque al final siempre ganara el amor...)

Y aquí viene la misma visión pero desde afuera (parecería que siempre busco la razón perfecta para mandar todo al demonio. Pero la verdad es que solo es impotencia al no poderte seguir vida…)

Eres un rastro. Un juego que sabes que ganaras. Una fracción del tiempo que sabes que ya paso. Eres un vientre que quiere explotar. La vida que exige soluciones. Esta misma vida que pide a gritos que tú le des una oportunidad (los opuestos se vuelven a tocar). Y la frugalidad que se necesita para seguir hacia delante. La sombra de algo que no viste venir, pero que sabes trae lo mejor para ti. El espacio en este espacio vació, el que uno intentara crear a como de lugar. La negación de que hay esos espacios vacíos. El entendimiento de que no hay nada que ganar. Una estructura que esta frente a uno, cuando no se sabe como se debe de actuar. La mirada a lo lejos de alguien que te reconoció. La búsqueda, la eterna búsqueda, de hacer las cosas para sentirse bien. La mitad de un orgasmo (la otra mitad la pone la otra parte). El incremento de una posibilidad. La estructura donde quiero que esto tenga su lugar. Esa misma estructura que por un instante existirá. El tiempo que corre por mis venas. La energía que quiero que mis células entiendan. La visión de un pensamiento. El ultimo pensamiento de estas mismas visiones.
Un tigre saltando sobre su presa. El movimiento para buscar una oportunidad, para ganarse esa misma oportunidad (si, el intento…). La frágil sensación de desconcierto y la poderosa amplitud de tener fe -al final los opuestos siempre existiran-. El inmenso desconocido…
La paciencia al saber que tarde o temprano me llevaras hacia donde esto pueda funcionar… La fracción de un segundo en donde todo puede empezar…