1.
Sabes que tu hogar está al final de esa larga escalera. No te interesa si vaya de subida, de bajada o en línea recta. Lo único de lo que tienes certeza es que no puedes recorrerla. Das una media vuelta, miras al espacio vacío que te sorprende y, sin decidirlo, comienzas a caminarlo; te encontraste otra casa y sientes que es la única que en realidad has tenido. Cierras los ojos.

2.
Hablas con tus amigos y decides iniciar un juego; no ganas y desde ese día decides no volver a jugarlo aunque te mueras . Al día siguiente te levantas, y el primer pensamiento que llega a tu mente es la de una jugada de ajedrez: una reina espera su turno para ser colocada en posición de ataque... ¡descubres que eres el rey!

3.
Agarras la guía telefónica que empezaste hace muchos años. Revisas los nombres que no llevan tachadura o enmienda alguna. Descubres que muchos de los teléfonos empezaban con 4 y tenían sólo cuatro dígitos; te sientes solo. Quieres llamar a un amigo pero descubres que en tu agenda sólo existe un número sin tachar y es el tuyo.