estaba resfriado. bien resfriado. mis ojos estaban rojizos, ardiendo como fogatas. aún así, las cosas se veían líquidas, la gente paseaba por mi lado y todos parecían estar en otro lado. seguí con el resfriado, sabía que duraría por días y noches... llegué a mi casa y busqué un poco de agua caliente. la TV daba que le daba, fútbol, películas, entretenimiento en general, hasta la realidad no se le veía real, tan solo este resfriado que jaloneaba toda mi atención. debía hacer algo. busqué en mi memoria. recordé la tarde en que estaba de vacaciones junto a toneladas de jóvenes, buscando la gran felicidad, pero, de pronto, un resfriado... recordé que un amigo, estudiante de medicina, me dijo que me bañara con agua fría. hice eso y, como imaginan, empeoré. tenía una manopla de baba en mis tranqueas, deseaba morir, pero, no morí, seguí resfriado... alce la mirada hacia el techo y supe que debía esperar. todo pasa, sentí y entendí... debe de ser, pensé... y, pasó, como todas las cosas buenas y malas, en donde hay ganadores y perdedores, tristes y alegres, de todo, de todo, como todo, como siempre pasan las cosas... respiré profundo y, no supe por qué ni cómo, el resfriado se fue de mi vida, por un tiempo, quizá...


san isidro, marzo del 2008