Los rayos del sol caían como chorros de oro entre los árboles y había contado tres veces todas las estrellas que veía desde mi ventana, hasta que se fueron deshaciendo una a una. Me habían robado el sueño, logre robar otro más ligero a alguien que pasaba por la calle, pero solo me duro dos noches. Pasó algún tiempo hasta que volví a recuperar el mío, que es el que más me gusta, porque ya nos conocemos, dormimos boca abajo y sabemos en que soñar, solo necesitamos unas seis horas para estar en forma y es un sueño de palabra, comprometido, pero precisamente por eso me lo roban bastante a menudo porque enseguida se compromete con cualquiera y entonces en ese momento justo me lo roban!
Ahora estoy en ese momento en el que no tengo sueño, aun no he robado ninguno por la calle, porque al ser el segundo día aún no me he acostumbrado y aún tengo los ojos hinchados, así que hoy me espera otra nueva noche de insomnio, mañana saldré a la calle en busca de un sueño caprichoso que se quiera venir conmigo, porque así es como funciona esto, siempre hay alguien que se desvela por otro que a su vez el día menos pensado se deja robar el sueño por un tercero que acaba de recuperar el suyo bebiendo una cerveza en un bar.