Soy un necio y debo aceptarlo, la primer forma de acercarme a la cura de mi rara y tan común enfermedad...

He estado, asegurando la correcta rotación de las cosas más simples mientras espero, no sé que cosa quiero que ocurra, pero espero. Sentado en la cama o frente al ordenador, ocupado en otras cosas que no tengan nada que ver con el amor o con las ganas que tengo hasta de regañarte; me mantengo distraído, y a un tiempo enfocado en darle forma a un sueño compartido, mientras me duele la boca de esa forma necia que tengo de extrañar a alguien que hace mucho, acaso demasiado se marchó de nuestro lado.

De pronto me sorprendo de encontrarme a mí mismo, checando las visitas que para mi asombro siguen sin ocurrir en mi ventana y la palabra "antojo" no deja de rondar por mi cabeza. Y regreso de nuevo a lo mío, a seguir esperando, que tras los errores cometidos, "algo" que no sé a ciencia cierta lo que deba ser ni cuando, me saque de lo necio y ensimismado que estoy, si es que se dice así hablando de mí mismo.

Cuando dos o más opciones son siempre correctas, dependiendo de cómo se les mire, termino hecho un lío, dejo las opciones de lado y cierro el escrito en que estoy dando círculos sin avanzar. Vuelvo a casa sin saber la razón, y espero nuevamente a que me llegue de pronto el sueño, que se me escapa de los ojos cuando entra la gatita, y me regresa a la boca cuando ella se acurruca en mi regazo.

Despierto y si acaso cometo la osadía de moverme, recibo una pequeña mordidita, que me indica que mi invitada aún esta lo suficientemente cómoda como para que la interrumpa si acaso quiero ir al baño y cambiar de costado únicamente. Entonces decido aprovechar el pretexto para seguir durmiendo un rato más pero no puedo, y me pongo a divagar en todas las cosas que aún restan por resolver, después de que recapitulo y me doy cuenta de que tras los errores cometidos, hay que seguir avanzando.