Para Chino y Daniela
Siempre gracias…
Sólo cuando me preguntó me acordé de la caída, claro estaba yo patrullando el cerco que limitaba el ingreso al recinto de la fiesta, patrullando para evitar a los colados, no es que fuera mi obligación hacerlo pero era un gesto de cooperación con mis amigos, organizadores de la fiesta; para ese momento ya me había tomado varias cervezas y diferentes cepas de marihuana que me invitaban creo que todos, sí todos, por lo que ya estaba bastante jugado, bien arriba, no en el cielo pero bien arriba y me tropecé , me enredé con un resto del alambre de la reja que estaba en el suelo, como estaba oscuro jamás lo vi y rodé por el suelo, un suelo de tierra suelta, así bien polvorienta, la caída no me produjo ningún daño pero me dejó como un empolvado. Entonces ella me preguntó
-“pero mírate, que te pasó?”
-“¿Qué me pasó de que?
-“es que estay lleno de tierra, mírate po’”
Y si, estaba lleno de tierra había estado tocando todo el rato así, fue justo en el momento que caí que me apesté de patrullar y me metí mi X a la boca, no tenía agua así que a capella no más, estaba amarga como una lengua con caña, pero estaba bien, me senté tras el escenario a esperar dos cosas, mi turno de tocar y el efecto de mi pequeña amiga Armani; llegó inesperadamente primero “el turno” así que aperré y me subí no más, tenía mis resguardos para la situación (por si estaba muy loco y no daba con las perillas) y en un PEN-drive tenía toda la mezcla lista , sólo tenía que dejarla correr, nadie lo notaría.
Toqué más de una hora y en efecto nadie notó que no estaba realmente tocando, yo como casi todos los demás estaba en el cielo del éxtasi.
Al bajar compartí con la gente, recibía felicitaciones, y todo se veía de un color especial, sobre todo la vista de la refinería con todas sus luces entre la bruma de la costa; tenía sed así que fui a buscar cerveza al bar. El bar. en ese momento estaba a cargo del Crecho un muy buen compañero de juerga que me regaló un six pack completo mientras se reía y conversaba y tiraba las manos como un jugador de poker a dos señoritas particularmente escotadas. Inmediatamente en la terraza del bar desarmé el pack y me tomé una instantáneamente luego abrí otra que comencé a beber con más calma mientras el resto de las latas las guardé en mis bolsillos. En un grupo en aquella terraza estaba el Coke otro Dj amigo que me llamó para presentarme unos amigos, uno de ellos fumaba un purito que olía bastante bien, Chino se llamaba, le hice un comentario con respecto al aroma y al estilo que tenía el tiparillo y me regaló con una amplia sonrisa uno, yo le di una cerveza.
Entonces me puse a bailar al final de la pista disfrutando de todo el efecto del lugar con los ojos abiertos pero cerrados y simplemente se me acercó con la frase que señalé antes, si quieren la repito:
-pero mírate ¿Qué te pasó?
De ese momento no recuerdo mucho más que ese pequeño dialogo luego, sólo unos minutos mas tarde estábamos abrazados besándonos, lentamente, tocándonos con la punta de los dedos, sin seguir el ritmo de la música pero si de nuestros cuerpos creo que fue una eternidad, un segundo...
Cerca ya del amanecer caminamos hasta el bosque, ella llevaba su mochila y me dijo
- mira!, tengo una carpa, ¿hagamos un campamento?
- Perfecto! Hagámoslo todo!- respondí
Después de levantar nuestro pequeño campamento conversamos mirando desaparecer las estrellas, ella me contó que trabajaba en el peaje de Curacaví, realmente no lo podía creer, ella no parecía la clase de mujer que trabaja en un peaje, tenía mucho estilo, era radiante, su pelo largo, ondulado descansaba por momentos sobre sus hombros y otras veces se convertía en moño loco que nunca terminé de comprender, su ropa no la recuerdo bien pero parecía salida de alguna tienda Europea, no recuerdo a nadie así en la fiesta y eso que en estas fiestas hay estilo.
Nos metimos en la carpa justo antes del amanecer, con los pájaros, como pájaros, hicimos un amor intenso, húmedo, recuerdo su rostro siempre sonriendo, ella se reía, parecía que realmente le divertía lo que estaba haciendo. Fue realmente especial, su risa me contagió, esa carpa era una fiesta!.
Mas tarde sentí que el calor me estaba escupiendo fuera de la carpa y en ese mismo instante ella despertó y me dijo:
-ya pequeño, debo irme al peaje estoy atrasada, son las dos y mi turno comienza a las cuatro
Era Domingo y yo estaba por ahí desde el Jueves, estaba extenuado así que no dije nada, no pedí números ni mails ni direcciones, hace tiempo había aprendido que sólo sirven para llenar la memoria de los celulares y para entorpecer la mía; no dije nada sólo la besé, la ayudé con la carpa, a pesar de que ella me decía que me veía muy torpe, que no era necesario que lo hiciera; la ayudé con la carpa la besé nuevamente y nos despedimos ahí mismo en el bosque, me dijo que la dejara caminar sola y nos separamos ahí, en el bosque, entonces fumé una cola y volví a mi cabaña.
La tarde siguió normal, mas bien lenta la gente se comenzó a incorporar alrededor de las cuatro de la tarde, había olor a resaca en el ambiente y las caras estaban pálidas menos la mía. Me veía en el espejo y estaba radiante mi cuerpo no se hallaba cansado así que me aleje de la caña tomé mis cosas y no me despedí de nadie, me subí al auto y maneje hasta la playa y camine por ella, comí solo en un restaurante pensé en algunas nuevas mezclas y básicamente vagué hasta que oscureció.
Eran las diez de la noche y ya no había mas que hacer salvo regresar a Santiago, me fui por el borde costero camino a viña, siempre me ha gustado mucho ese camino, luego vía las palmas tomé la carretera.
Iba en silencio, no encendí la radio en todo el camino, pensando casi en nada, pague el primer peaje con sencillo que había reservado, seguí en piloto automático, sólo pensaba en pasar luego por la cuesta Barriga porque me apesta, y llegó el segundo peaje y ya no tenía sencillo sólo un billete de diez que estaba arrugado al fondo del bolsillo de mis jeans, llegue a la ventanilla urgido en encontrarlo rápido para no entorpecer el flujo de los vehículos, pero no lo encontraba y me contorsionaba junto a la ventanilla tratando de encontrarlo cuando finalmente lo encontré y extendí el brazo hasta la ventanilla me encontré con su sonrisa nuevamente.
-parece que no tengo vuelto caballero- me dijo y se reía, yo estaba mudo no sabía que decir, se veía preciosa, luego mientras me pasaba el vuelto me dijo
- mi turno termina a las doce, me esperas?-
- por supuesto, ¿Dónde?-
- te puedes parar al lado del camino, ahí adelante- y me señaló un lugar donde habían unos camiones estacionados
-perfecto- respondí, y me quede esperando. A las 12:15 se subió de un salto
- hola! , ya! Pa’ donde vamos? Pa’ tu casa?
- eeeh si yo cacho- fue lo único que atine a decir, y enfilamos por la latera cuesta barriga que en esta ocasión estaba vacía y la bañaba una inusual bruma que no se encontrar casi nunca en verano.
Llegamos a mi departamento, hablábamos poco, sólo nos sonreíamos, entramos y ella fue derecho al equipo de música, como si supiera desde antes donde estaba y puso algo que me sonaba familiar, era type o negative. Yo fui a mi seudo bar y lo único que había era un champaña vieja, daba igual la abrí en silencio y serví dos vasos porque no tenía copas pero cuando llegue de la cocina al living ella estaba en calzones solamente y me quito los vasos suavemente de la mano los dejo sobre la mesa mientras me miraba a los ojos y comenzó a besarme suave y luego salvajemente; lo hicimos por todo el departamento, de todas las formas y en todas las intensidades cada vez que acababa no necesitaba descansar simplemente seguí y seguí, no recuerdo una experiencia así, en serio; terminamos en la cama y no recuerdo cuando acabamos de hacerlo simplemente en un momento simplemente me dormí.
Al despertar en la mañana no la encontré a mi lado, me levanté y la busque pero ya no estaba, tampoco estaban algunos discos, algunos libros ni mí vuelto del peaje que ella misma me había dado, eran insignificancias en verdad, lo que si había era una notita escrita en una servilleta que decía:
- No pienses que esto es un robo, nos vamos a volver a ver-
Nada más.
|