Carolina se preparaba para su fiesta de cumpleaños, mientras se miraba en el espejo, se preguntaba si se veía hermosa. Haberse cambiado cuatro veces de vestido, era algo fuera de lo común para ella. Siempre hacia alarde de ser una mujer que se alistaba rápidamente. Ella internamente conocía la razón de aquello. Miguel el joven que tenía más de seis meses en busca de un lugar en su corazón, quizás asistiría al lugar donde se celebraría la fiesta. El no saber si lo vería la llenaba de ansiedad. Pero su orgullo era fuerte y no quería dar muestra de interés llamándolo. Las horas pasaban y sus amigos no venían a buscarla. Sus amigos por fin llegaron a recogerla. Llegado el momento entra al sitio en cuestión, tratando de disimular su ansiedad, caminaba sin dar muestras de nerviosismo. Al mirar a su alrededor visualiza a Miguel, se lo encuentra de frente, lo observa impaciente. Su ego aumenta, sus dudas se comenzaron a disipar, lo saluda rápidamente y se aparta en busca de sus amigos. Para sus adentros se dijo me hare la interesante un periodo mas, total sigo teniendo el control del juego, en su mente daba por hecho que el la buscaría. Transcurridos unos diez minutos Miguel aparece, su impaciencia tenia nombre se llamaba verónica y era a quien esperaba minutos antes, cuando se encontró de frente a Carolina. La desilusión de verlos juntos le daño la felicidad de su fiesta de cumpleaños, el encierro en el baño con el respectivo llanto no se hizo esperar. Pero cinco meses mas tarde ese llanto se transformaría en alegría, cuando de boca de miguel escuchara su declaración de amor. El orgullo de ambos retraso una historia de amor que DIOS tenia escrita. Una vez más quedo demostrado que el Hombre y su mano solo pueden retrasar un poco las cosas pero todo ocurre en el tiempo de DIOS.