Y murió la noche bañada de estrellas, de estiércol. El lamento de la madre, muto. Cubierta de luces. Dos gorriones de madrugada, dos luceros en instante dos amores muriendo, le llamaron. Fue de repente casi fugaz al pensamiento rápido raudo veloz todo fue obscuro. Llora la peregrina madre buscando el corazon del hijo buscando el corazón guerrero. Tengo Sueño. ™
Texto agregado el 01-03-2008, y leído por 189 visitantes. (6 votos)