No tenía que haberme quedado en casa este fin de semana. Vaya mierda de domingo. Desde esta mañana lo había supuesto, ya se veía venir… un domingo oscuro y ventoso; húmedo de lluvia dibujada a ráfagas sobre los charcos. Encima el teléfono me despertó temprano, ni siquiera he dormido suficiente.

Se fue la luz; siempre se va cuando sopla el levante; tiene su explicación: el levante aquí en la costa arrastra mucha sal y la sal es conductiva; así que si encima llueve, se mezcla con el agua sobre los tendidos eléctricos… y hala, los curritos nos quedamos sin electricidad. Seguramente podrían solucionarlo, pero es mas fácil y mas barato salir mañana en los periódicos y contar el rollo de la sal y el levante. Me imagino que en Burgos le echarán la culpa al frío… y en Albacete a los Buitres Leonados…

Intenté luchar contra el tedio, he salido a correr un rato chubasquero incluido, pero los elementos eran más fuertes, no había forma con este viento que hacía clavarse las gotas de lluvia en la cara.

Desayuné de nuevo, pero esta vez en la cafetería. Al entrar me saludaron efusivamente tres de mis chicos, instaladores del trabajo. Aun no terminaron la juerga del sábado; toman chocolate con churros y apestan a güisqui, entre chistes malos y vocerío me comunican que me estuvieron buscando anoche; menos mal que no me encontraron, lo que me hacía falta hoy era una buena resaca… Pago todo y escapo como puedo; habrá que verles las caras mañana.


H.B. ha llamado, organiza comida en su casa, pero no tengo ganas de ir a comer, demasiada gente desconocida, demasiado pequeño el apartamento para tanto gentío. Además en las reuniones de H.B. casi siempre me siento ajeno. A veces los homosexuales son difíciles de tratar, primero no se fían de mi, después, cuando ya estoy un poco harto de demostrar y convencer que a mi me trae sin cuidado con quienes se acuesten, la conversación se vuelve monotemática; cada uno tiene sus preocupaciones claro, pero hoy no estoy de ánimos; ella lo entiende y se despide con un beso.

Así que decido hacerme una paella; se me quema, era de esperar… y acabo comiendo un perrito caliente, abro un bote de mostaza de Dijon, por darme un lujo… y casi me abro también un boquete en el estómago, !!la leche¡¡ como pica…

Me quedo dormido viendo las noticias sobre violencia de género que le llaman, cosa que no entiendo, porque siempre es el mismo género el que da caña; deberían llamarle de género masculino, o del género de los hijos de puta…Naturalmente me levanto de mala leche, estoy mas cabreao que el casero del fugitivo; mierda de domingo perdido.

Trasteo en el ordenador un rato, clasifico algunas fotos pero la mayoría son inclasificables. Busco, para pedirlos por internet un par de libros, pero solo me salen tías desnudas. Acabaré volviéndome maricón, con perdón, de puro hastío; no acabo de entender como en una página totalmente específica, donde vienes a comprar libros serios, (si es que Hipólito G. Navarro puede llamarse serio; es genial el tío), te aparecen constantemente ventanitas con tías en pelotas y enlaces a Webs de sexo.

Anochece ya, parece que paró el viento. Creo que me ducharé e iré a cenar algo al centro comercial. Hay un sitio nuevo de tapeo que tiene buena pinta.

Hay poca gente claro, quien va a salir un día como hoy… me acomodo en la barra y elijo varias tapas, tengo hambre y acabo de un tirón con una de ensaladilla, otra de croquetas y otra más de patatas bravas; pido otra de ensaladilla y al levantar la vista una mujer de pelo corto y grandes ojos, que toma un vino en la otra esquina del mostrador, me deja ver sus dientes blancos a través de una espléndida sonrisa, no me quita los ojos de encima, me mira directamente a los mios y puede conmigo al final... los bajo yo antes. Creo que no la conozco de nada; se me olvidan muchas caras, pero según cuales.

Sigo comiendo y mirándola de reojo; no están nada mal no… ni la moza ni la ensaladilla. Debo estar rojo como un tomate.

Ella se despide, da ciertas instrucciones a los camareros y se va… parece la dueña del garito. Se despide también de mí agradablemente; balbuceo algo mientras trato de tragar una albóndiga entera. La veo alejarse… tiene estilo.

Intento pagar pero me informan que la dueña ordenó que no me cobraran. Me encojo de hombros y me voy.

Ahora llueve más flojito, se ha ido el frío. Definitivamente ha sido un gran día hoy. Buen domingo; tengo que venir mas por aquí, están de muerte las tapas…