Variación 1:
Recuerdo la intensidad de la lluvia de aquella tarde, ¿te acordás? Había olvidado mi paraguas. Estaba completamente empapada. Encima, me había puesto aquel vestido floreado con los zapatos rojos que me regaló mi mamá la navidad pasada. Después de caminar un par de cuadras finalmente encontré el bar. Era la primera vez que tenía una cita a ciegas. Entré, miré a mi alrededor y lo vi. No me acuerdo cómo se llamaba, era un tipo alto de frías facciones. En aquel entonces, estaba tan desesperada que la apariencia física no me importaba. Nos sentamos juntos... Creo que te he mostrado una foto de él en la compu ¿no? Compartimos un café pero casi ni hablamos. Me acuerdo que detrás de mí había un hombre que no dejaba de mirarnos. A pesar de su disimulo percibí su mirada fija e inquietante. Entre mi cita que no emitía sonido y este misterioso hombre, empecé a transpirar en frío y a sentirme incómoda. Para qué había venido. Después de tomar coraje, me levanté de mi silla. El hombre sentado junto a mí me preguntó confundido si iba al baño, y sin saber qué decir, respondí SI y me escapé por la puerta de entrada. Crucé la calle aceleradísima, qué había hecho. Ahora me río por todo lo que me criticaste cuando te conté. Me escondí en la parada del micro y lo vi salir del bar, pero lo más raro fue que el otro hombre salió detrás de él, otra vez disimulando. Nunca supe bien qué fue todo eso. Todavía me pregunto quién me mandó a salir con un desconocido y qué fue exactamente lo que pasó en el bar. Ya sé, aprendí, no necesito que me lo digas cada vez que hablamos sobre aquella lluviosa tarde.
Variación 2:
Todos me miran. A pesar que me he sentado en la mesa menos visible y más oscura, siento sus inquisidoras miradas. Muy cerca de mí hay una pareja sentada que casi ni se hablan. La vestimenta de la mujer es perfecta para lograr su objetivo, pero no va a poder burlarme. Su vestido floreado con zapatos rojos no impide que sospeche de ella. Su rostro está tenso y no deja de mirar a su alrededor, me está buscando. El tipo sentado con ella lo vi esta mañana caminando en frente de mi casa de un lado a otro. ¡Oh!¡No!, ya tienen mi domicilio, tendré que mudarme otra vez. Está tomando un cortado haciendo tiempo para encontrarme. Tengo que salir de aquí. No estoy a salvo. Aquel otro hombre sentado detrás de ellos disimula leyendo el diario, pero no deja de inspeccionar el lugar. Tiene un tapado negro y guantes de cuero que no se ha sacado, está listo para salir en cualquier instante. Me debe estar esperando. Quiere decir que no sabe que estoy aquí, ¿que hago? La mujer se para, le escucho un “SI” y sale corriendo. Saben que estoy acá, ella se los dijo. Se atropella a un mozo con una bandeja llena de tazas de café, el lugar se vuelve un caos. Tengo que aprovechar, nadie percibirá mi escape. No he pagado… no importa, no puedo perder tiempo, me están buscando. El hombre que estaba con la mujer sale tras de ella al igual que el lector del diario. No puedo salir por la puerta de entrada, deben estar escondidos afuera esperándome. Busco una salida de emergencia, ¡dónde está el exit por amor de Dios! Tengo que salir, me quieren matar. No puedo permitirlo.
Leti Fragapane
|