Nunca tuve fe en mi filosofía.
Nunca tuve yo ni gurú, ni guía.
(Héroes del silencio)
Esperar sabiendo que lo esperado no llegará, que sólo las pequeñas ilusiones se desparraman a la orilla de nuestras pestañas, para alimentar una energía fugaz, una secuencia mariposa, que nace, produce el tan conocido efecto, dura apenas su revolución, y muere habiendo dejado los rastros de fuego que como chispas, chispazos, o fogonazos, acaban por consumirse.
Pero aún en la filosofía de no esperar más de lo que alcanzarlo no significa quemarse, insisto en no tenerle fe, y seguir esperando, una y otra vez; pues tengo la esperanza de que en esa perseverancia, lograré la magia de engatusar, pero con el deseo, lo que hasta ahora nada me dio crédito para creer.
No he tenido voces que guíen mis puentes, ríos y caminos por seguir; hasta que empecé a escucharlas, hasta que en cada encrucijada me venían a visitar en sueños, rumbeando mis decisiones que viajaban en carrozas, y en su paisaje me mostraba claramente lo que estaba ciega a escuchar y sorda a tocar, y una vez me pronunció:
“Cómo explicar que la vida
es continuidad y descubrimiento,
cómo decir en un momento
que el miedo te hará conocer,
y si esto te hace retroceder,
pon tu alma en movimiento;
no confundas el sufrimiento
con la necesidad de aprender.
No te angusties demasiado,
explora tus sentidos,
lo que crees has perdido,
simplemente ha cambiado”
Y las voces se fueron repitiendo una y otra vez, pero mi alma se aferraba a los lutos eternos y sin alivios... y no las oía, y no las leía, y no las veía; o sí, pero no... Poco a poco recopilé, rejunté, comencé a girar mi memoria, que siempre estuvo queda, seguramente para no recordar lo que no quería no negar.
Y esta espera sin esperas de lo que mi filosofía pretende, sin más cenizas que me guiñen un ojo, sin más miedos que no reconozcan, sin angustias que no valgan la pena, sin confusiones en la necesidad del alma, con el descubrimiento que permite otra lucidez, con los movimientos que ya no quieren retroceder, con lo que no pierdo porque lo cambio. Simplemente, esperas sin esperas.
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