En la niebla pensando si pensas en mi, en la ira retrograda de mi orgullo preguntadome porque te pregunte lo que te había preguntado, analizando cada una de tus miradas, tus impulsos, tus acercamientos, tus lejanías y palabras.
Era solo un juego, era el amigo de... una anexión, una eyección, un capricho, una ironía, una llama extinguida y sin embargo tus ojos se clavaron en el templo ubicado en los suburbios de mi pecho, por eso quise llorar, porque ya tu voz significa algo para mis neuronas y porque fue hermoso creer que al fin te tenia, que iba a besarte cuando yo quería y poder tener cerca y abrazarte cuando mi niñez, mi templanza lo merecía.
Se plasmo como una fotografía el primer momento que puede saborear tus labios, y quedo latiendo en mi mente la elegancia que deleita mi mirar, tus pestañas. Tu aroma tan profundo impregna en mi que ya me haces el amor con solo pasar a mi lado y solo el hecho de que estés a centímetros de mi y que no pueda tocarte hace que prefiera arder en cualquier llama de sabiduría.
Te alejabas, te escapabas me llamabas sin darte cuenta me reanimaba tu presencia y solo escuche al final aquel permiso que se digno a decirme que podía hablar con vos. Heriste profundamente mi ego.