Fidel, el hombre que durante medio siglo sostuvo un régimen comunista prácticamente a las puertas de los Estados Unidos, el hombre que desafió el embargo de Estados Unidos, el que sobrevivió a cientos de planes para asesinarlo, el que vio pasar a diez presidentes por la Casa Blanca, anunció hace una semana su retiro como presidente y comandante en jefe de Cuba.
Muchos observadores políticos presagiaban su "caída estrepitosa" hace cosa de dos décadas. El "juicioso analista" Andrés Oppenheimer, publicó en 1992 "La hora final de Fidel Castro", pero tuvieron que pasar 16 años antes de presenciar su renuncia formal. El uruguayo Eduardo Galeano, con una buena dosis de sarcasmo, cada año de Mundial de Fútbol, desde Chile 62 hasta Estados Unidos 94, repitió la misma frase: “Fuentes bien informadas de Miami anuncian la inminente caída de Fidel Castro en cuestión de horas.” The Economist, el prestigioso semanario británico, anunció en 1989 la "caída inminente" de Fidel Castro.
Mas, su fulminante desplome nunca llegó. El régimen de Castro sobrevivió al colapso de la Unión Soviética y en los últimos años consiguió petróleo de Venezuela, y con subsidio, así como créditos a largo plazo en China.
Fallaron todos los presagios de estrepitosa caída, al igual que fallaron todos los planes para asesinarlo, ahora los analistas se ocupan de explicar qué pasará en Cuba sin Fidel. Se habla, por ejemplo, de un cambio hacia el modelo chino, modelo que Raúl Castro conoce muy bien. El corresponsal del diario El País en La Habana, Mauricio Vicent, considera que “la segunda revolución cubana ha comenzado”. La mayoría de los corresponsales extranjeros en La Habana dan por descontado que Raúl vaya a ser elegido el sucesor de Fidel.
También genera gran expectativa la manera como progresará la relación entre Washington y La Habana. John Negroponte, el número dos del departamento de Estado, aseguró que por el momento no ve perspectivas para levantar el embargo económico, sin embargo, un centenar de congresistas envió una carta al presidente George W. Bush pidiendo revisar la “obstinada” política hacia Cuba tras la dimisión de Fidel. Los acontecimientos obligan a los aspirantes en la carrera por la presidencia de los Estados Unidos (John McCain, Hillary Clinton y Barack Obama) a revisar sus propuestas sobre la política frente a Cuba.
Las lecturas son muchas, Fidel ha seguido ocupando la atención de los analistas. Y pese a todo lo que se diga, mientras se mantenga vivo, parece poco probable que surjan cambios espectaculares en la política cubana. A pesar de la fragilidad física evidente en Fidel Castro, continuará ejerciendo un poder de veto sobre el ritmo y la dirección del cambio en Cuba, así lo considera hoy The Economist en su análisis sobre la renuncia.
El mismo Fidel lo dejó ver al anunciar su retiro como primer secretario del Partido Comunista: seguirá escribiendo sus columnas en Granma: Y dijo: “No me despido de ustedes. Deseo sólo combatir como un soldado de las ideas”. Fidel personifica la revolución, su dimisión formal no quiere decir que dejará de influir en el camino a seguir por Cuba. Así lo entenderá también el exilio cubano en Miami, el que ha guardado relativo silencio en comparación con las ruidosas celebraciones ante los fallidos vaticinios de "caída estrepitosa". Veremos si tras la salida de Fidel las lecturas que desde afuera se hacen sobre el futuro de la política cubana comienzan a ser más atinadas.
*En Cancún, costa mexicana del Caribe
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