No, devuelta esa historia no. No desaparezcas por entre los arbustos y el silencio del tiempo sin antes decirme a donde vas y yo pueda ir a buscarte.
No te vallas más o solo no aparezcas.
Un choque de planetas y mi cuerpo diviso a lo lejos tus lentes de marco negro.
La casualidad me lleva a vos, como cuando sos un niño en plena infancia a punto de llegar a ese cielo y de repente sentís eso olor a caramelo que cocina tu abuela y vas corriendo para darle un sopetón y disfrutarlo como si fuera el último o el primero.
Sos mi caramelo, pero en el intento del sopetón uno se da cuenta que la abuela ya no cocina caramelos si no que desapareció, un día no la viste más y nadie sabe explicarte a donde o por que se fue, y también, que ese caramelo ya tiene una dueña con absurdos zapatos y labios pintados.
Ya no más, no más, no mas, ya no, mi cuerpo dice no, mi alma pierde fuerzas y se vuelve pálida y de tan frágil va perdiendo partículas en cada sonrisa que regala. Ojala pudiera sacarme el sentir mismo de adentro, esto q molesta tanto y duele tanto, pero ni siquiera se en que parte de mi se halla, sos una enfermedad y te expandís por todo mi ser, lo que se ve y lo que no, lo q se esconde. Por mas q existan capas y capaz de ropa sigue igual, un enfermedad donde el único remedio tal vez sea irme de acá, para siempre irme de acá. O matarte. MATARTE.
Ahora chiquita y manejada por el viento, he aquí mi nueva aventura de vivir adentro de una verdadera burbuja. Un mal calculo del mismísimo viento y puede romperla sin recuperar una igual jamás. Transparente, con efectos de esos que causa el detergente, yo pequeña, mis manos quieren romper de a una todas y las corro por todos lados, pego unos saltos tratando de agarrar aquellas mas astutas y rápidas que mientras yo aplastaba a las de abajo estas seguían subiendo y se mezclaban con el aire y el calor de aquella hermosa tarde de primavera, y seguían subiendo y se perdían, quien sabe con q se encontrarían, y yo las saludaba encantada con ellas y veía como desaparecían y todos se reían de mi, ellas desaparecían. Y ellos se reían de mí.
Se reían.
|