Tu recuerdo es una espada,
que acuchilla mi felicidad;
el brillo de tus ojos es la honda esfera
donde yace mi cuerpo, atrapado, girando,
encerrado en un ciclo que lastima,
que parece no tener fin.
El olor de tu cuerpo es una droga,
una que hipnotiza mis sentidos,
que me crea la ilusión de algo que no es,
más quisiera que fuera,
o que no haya sido
Tus labios me lastiman,
besos de placer que me plagan de dolor
de un dolor sabroso, un dolor total,
el dolor del arrepentimiento,
uno que no se limpia, que no se quita,
que queda marcado.
Ardo en la espera,
el tiempo me ahoga, y
solo quiero escuchar tu voz;
sentir como mi corazón se complace,
me lleno de nuevo de ti.
De que me sirve sentirme lleno?
Si el sentimiento es efímero,
y tortuoso y declive?
No llena por completo,
solo un éxtasis finito y corto,
que deja un sinsabor a su paso,
y un camino de cadáveres,
cada vez que caigo.
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