Tenía todas las cualidades que podía existir, su cabello negro como la noche al igual que sus bellos ojos misteriosos, pero que a su vez te daban la calma, la preciada paz. Sus labios eran perfectamente proporcionados y tenían un increíble encanto al hablar, su piel tan suave como el terciopelo y tan calida como un bello amanecer. Tocar sus manos es como acariciar las nubes. De creer en los ángeles pensaría que eras uno de ellos, un hermoso ángel que cada noche velaba mis sueños, me despertaba de mis pesadillas, y me besaba suavemente en los labios para despertarme.
Una luz resplandece sobre mi rostro, es aquella estrella junto a la luna que me iluminan mis mejillas, mis ojos, que me dan el brillo esplendoroso de la felicidad, una luz que refleja en mi cara todo lo que siento en mi alma y en mi corazón, es el sentimiento del querer que llega a mi vida, una vida llena de sueños, ilusiones y esperanzas que me dan la euforia de seguir vivo, de sentirme cada vez mas firme en el horizonte que se ve al final del sendero, en la luz del cada amanecer de cada día.
Eres tu mi espiritualidad, mi vista hacia el camino de la verdad, tú quien me lleva al gran mundo donde los sueños se hacen realidad, eres mi nuevo despertar, eres tu quien abarca mi nueva era de madurez.
Tu que me inspiras a lo largo de la línea del camino, lo que se pude llamar la felicidad, que tanto me ha costado encontrar, y contigo a mi lado se me ha hecho mas fácil, que cada vez que veo una estrella se que estas tu vigilando mis sueños y cuidándome noche tras noche.
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