...tengo que salir de muy adentro para tocarte, de lo grave, de lo oscuro. Y no te abarco. El mar es inabarcable. Pero aunque mas no sea introduciendose unos pasos uno rodea al mar que lo rodea a uno. Una misma agua. Aunque no sea mas que unos segundos, esos en los que salgo de mi y no te abarco pero somos una misma cosa, y caemos lento en lo voluble y nos ahogamos de inmensidad, y somos al fin dos naufragos en playas diversas.
Naufragamos para encontrarnos y eso es el amor, y es hermoso y duele y nos tragamos grandes sorbos de eternidad y morimos, por fin, en todas las playas, y la sal nos roe las entrañas y la piel. La sal es como el tiempo, se nos mete por los poros.
Pero cuando nos besamos la sal es dulce, la sal de tu boca dulce, de tu cuerpo dulce que devoro a grandes sorbos junto con el mar.
El mar. Los mares que siempre son el mismo y donde siempre naufragamos, libres, y morimos y nacemos dulces y lentos cada uno dentro del otro, dos mares para todas las playas terribles, dos olas sucesivas, dulces, dos labios que se abren para recibir mi beso... |