Hay un error que las mujeres cometemos con frecuencia,y es que luego de diversos enamoramientos llega un momento en que creemos haber encontrado al hombre de nuestra vida,aquel al que nos confiamos plenamente y con el que hasta nos gustaria tener hijos.
Entonces nos entregamos en cuerpo y alma,dejamos todas nuestras cosas y nos dedicamos por entero a amar y a criar a nuestros deseados hijos.
Puede que en el fondo pensemos que no tiene porque ser eterno,pero somos jovenes y nos creemos siempre capaces de recuperar nuestra actividad e independencia.Craso error.
Los años no pasan en balde y sucede que pasado el tiempo,cuando nuestros hijos crecen y nuestra atencion se diversifica,aparece el desamor.Y nuestro hombre empieza a ser monótono y aburrido.
Entonces se nos ocurre que hay que cambiar algo en nuestra vidapaces a.
Empezamos intentando hablar,hacerle entender que así no son las cosas,que o se recupera algo o no hay color y todo se pierde.
Puede pasar que lo consigamos,pero ¿y si no es así?.Hay dos posibilidades.
Una es amoldarse a la comodidad o al estatus adquirido,buscarse un amante,considerarse mayor para cambiar las cosas.Resignarse.Eso significa perder nuestra dignidad,con lo que el futuro es siniestro y la neurosis consiguiente profunda.
Los perjudicados en este caso somos todos.Nosotras por infelices,nuestros hijos porque captan las malas vibraciones y nuestra debilidad,y ante la falta de reaccion nos pierden el respeto,es una actitud poco didáctica.
Llegado a este punto nuestro hombre ya nos perdió el respeto hace tiempo,el tampoco es feliz.
No hay ternura,y el sexo puede convertirse en una tortura.
La situación se hace intolerable a no ser que se acepte la sumision para evitar el enfrentamiento y la conversacion que aclare el asunto aun a costa de la ruptura.
Esa es justamente la otra posibilidad y la que recomiendo.
Si no hay dialogo no hay entendimiento,si se ha perdido la posibilidad de arreglo hay que ser valiente y optar por la ruptura aunque esta sea traumatica.
Dejar a un lado la cobardía,las presiones sociales y familiares,luchar sin desfallecer por recuperar un lugar en el mundo.
En ese delicado momento somos víctimas de un miedo del todo razonable.
Somos capaces,hay que ser valiente y no dejarse vencer por él.A los hijos hay que enseñarles que siempre se puede empezar de nuevo.
Dificultades vamos a encontrar muchas,inmensas e importantes.Aun teniendo una profesión que abandonamos años atras,nos encontramos con una edad y una falta de práctica y experiencia que dificulta la reincorporación al mundo laboral y con ella nuestra independencia.
Hay que ser optimista,todo es posible si una se empeña en ello.Es muy duro e incluso humillante;es necesario perder algo para luego ganar.
Nos enfrentamos con todo,incluso con nuestros hijos.A la larga valdrá la pena.
Cualquier cosa menos resignarse a un destino que no es el nuestro.