-Conocemos bien la rutina de los laberintos, los de diario y hasta los de mañana.-

(Recordaba la madrugada en que encontré un gato intentando escapar de mi habitación, y la sensación de creer que era un sueño, el miedo al saber que era real y sentirme amenazada por sus uñas.)

Laberinto en mis insomnios...
-Es increíble escuchar crujir los resortes del colchón en el silencio absoluto de esas noches. Me lleva a considerar imitar la costumbre de dormir en esas bases de plumas a unos 15 cm del suelo y cambiar el color de la alfombra. Prefiero invertir un poco en eso que buscar una infusión para recuperar el sueño.-

-¿Y si mejor te olvidas del tapiz y te concentras en esto?-

-¿Cual tapiz?, estaba hablando de la alfombra, además no vengas a limitar mi espacio, que bastante hago ya con recibirte-

-Y sigues...-

-Y sigo.-

-¿Pero que tiene que ver lo del gato, Flaca?-

-Que ese día decidí que en mi vida eres como un hielo en el café-

-¿Qué?-

-Ajá, no serías necesario de no ser por mi impaciencia...-

-Y tu eres entonces como una taza grande por un costo mínimo extra-

-Ajá, yo soy lo que quieras, si prefieres soy mierda en tus suelas,o unas monedas extra en el cambio de una cuenta-

-No tenías que enojarte...-

-No me enojo, me divierto-

-Te divierte decirme capricho, no escuchar lo que yo digo-

-Y como sabes lo del gato, ¿dije algo?-

-Nena, ¿no te han dicho que hablas dormida?

-¿Y a ti no te han dicho que para ser polvo pesas demasiado?