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Inicio / Cuenteros Locales / kore / NO HAY QUE CREER EN LAS BRUJAS PERO DE QUE LAS HAY LAS HAY

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Como explicarles lo que ocurrió ese día, como describirles que fue lo que paso, bueno simplemente paso así:

Nunca fui supersticiosa, en cambio me divertía mucho probar que las cosas tenían una respuesta lógica. Así fue como realice un viaje a la costa para probar que no me convertiría en sirena, si ingresaba al mar con el periodo pero esa es otra historia que no contare hoy aquí.

Todo comenzó cuado mi abuela se enfermo y como yo era la única persona que tenia tiempo para acompañarla, tome mis cosas y me dirigí a la finca a pasar una buena temporada en el campo. Allí todo era rutinario, si no estaba en la cocina, estaba arreglando la casa, pendiente de las medicinas de la abuela. Tuve mucho tiempo para pensar y creo que eso fue lo que ayudo a que hiciera lo que hice.

El miércoles de ceniza nos levantamos temprano en ayunas porque así lo pidió mi abuela era muy católica, y bajamos al pueblo.

Cuando nos devolvíamos en la flota escuche a unos vecinos, a modo de comentario que seria bueno que no saliéramos hoy, porque los miércoles de ceniza una bruja se aparecía en los alrededores. Esto llamo mucho mi atención y empecé a preguntarles sobre la bruja, uno de ellos me dijo que la historia empezó con una persona que el miércoles de ceniza se quedo en el pueblo a almorzar y que al devolverse a su casa cruzo por el rio y apenas lo cruzo, se le apareció la bruja. Además afirmaban que la bruja se aparecía siempre en plena tormenta, eso no era raro porque allí llovía mucho.
Cada uno tenia una versión, pero todos concordaban en cosas como que se presentaba en el rio, a las 3 pm, que antes de la aparición se escuchaban gritos de una mujer y que después la persona o enloquecía o se moría de la impresión.

Al llegar a la finca la rutina siguió como siempre, pero la historia retumbaba en mi mente, deseaba comprobar lo que verdaderamente pasaba en aquel lugar, así que planee mi salida, el rio no estaba lejos como a una hora de camino, así que a la 1:30 p.m. después de almuerzo le di la medicina a la abuela, aquella que la hacia dormir profundamente. Aliste mi mochila con agua y empaque mi impermeable aunque estaba haciendo sol era mejor prevenir, camine despacio así que antes de las 3 estaba como a 5 minutos del rió y efectivamente se oscureció vi un relámpago y en un parpadear el trueno ensordeció mis oídos.
No se porque empecé a correr hacia el rió y justo cuando vi sus aguas empezó a llover. Me detuve y escuche un grito de mujer que me hizo estremecer, todos los árboles a mi alrededor se movían y detrás de mi el grito se volvió a escuchar, me voltee rápidamente y vi un pájaro de unos 50 centímetros de alto y unas alas que le doblaban la altura. Era completamente negro y con unos ojos rojos como fuego que me atravesaron. Al otro día desperté en la mitad de un sembradío desnuda, lo primero que hice fue pasar mi mano derecha por mi cara y note que había algo diferente en ella al mirar mi mano con más detenimiento vi una cruz al revés tatuada con fuego pero no sentía dolor, me observe toda y encontré otra con las mismas características en mi pie izquierdo. Unos instantes después conocía cosas que nunca había aprendido, cosas que no tenían explicación pero que ahora comprendía perfectamente.
Ahora no se lo que soy porque me han llamado de diferentes maneras pero creo que todos ustedes lo entenderán mejor si les digo que yo soy una bruja.

Texto agregado el 25-02-2008, y leído por 168 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
10-05-2008 Ese texto me es familiar... en una tertulia con vos y sin brujas... je, je, je... CHARCONAUTA
 
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