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EL PERDEDOR.
(Cuento corto)
Daniel O.Jobbel

Y te seguiste asombrando, te seguiste, yo te miro mirar como inmóvil, pero claro, la cosa no se arregla con mirada, ojeadas o vistazos, qué tal si nos arremangamos vos y yo… Mario Benedetti

Sportivo América, un día de esos.

Que me mirás, si no me escuchaste. Te cuento y vos, en otra. Mirás las butacas vacías. Me relojeaste como si estuviera con alguien extraño. No te conozco Rinaldi. La verdad, no te conozco. No esperaba eso de vos. Vengo a ver boxeo y vos con cara de tuje. Si te canso, me voy y listo. Te dejo solo. El buey solo, bien se lame. Aunque si no estás de acuerdo nos arremangamos; sí, vos y yo. Querés que te diga, sos como esas de ‘terror’, un bodrio. Una vez ‘el que te dije’ me boxeo por llevarlo a ver una. Parecía un bombero sin agua, un telefonista incomunicado, desesperado, echaba humo por las orejas. Como vos, ahora, Rinaldi. Son esos finales que te dejan rascándote el hoyuelo de la pera y te vas con bronca de matar al boletero en vez del actor principal, por el ‘boleto’que vendió. Imaginás las risotadas del blondo cortatiketcs, podrido de verla diez, quince veces, y que se ría de vos, es para degollarlo como en Freddy, y el no vé la hora de irse, preguntándose como puede haber boludos como nosotros que venimos a ver una cosa así. No ve la rentabilidad de los mangos a fin de mes. Porque cuando llega a su casa su mujer le prepara el Hallowen a su manera, lo apabulla con esto, o aquello, y que la guita no alcanza, entonces el blondo revienta de bronca y que te banque otro, ese otro que está escondido en el ropero, ella que te la jugás, te la chupás, me estás engañando, y el fulano le parte un sifón en la cabeza. Eso sí es película, y vienen los vecinos, y los amigos, y los gatos huyen, los perros ladran, y los loros se despluman y que ocho cuartos. Hasta que van todos en cana.
Está igual que uno. Histerismo cotidiano. Un filme así irrita a cualquiera. Estás esperando ver algo bueno, que se descifre un final con criterio, Rinaldi, y te dan con eso. Como si con un hilo zizal te colgaran de las bolas. No tiene el mínimo sentido… Mirá, jamás ví a un tipo así. No para. ¿Quién? El del pororó. Cuarta fila a la derecha. Van tres bolsita y esto no empezó, viejo. La pelea programada con la Tigresa, ¿es de buen guante?. Calza la minita. Y la otra potra parece que faja. ¿Qué va ser aburrida? Bueno, la elegiste vos, Rinaldi, ahora no me vengas…
¿Uy mirá quién viene? Agachá, agachá el balero. La del 4° B, la de la vuelta de casa. Diosa. No te mueras nunca, bonita. ¿Al fin la escraché? Hum… anda… a ver, sola. Solita. Le gusta las ‘piñas’ parece ¿? La tenés derechito a esta fila. Asentí conmigo, pongámonos de acuerdo en esto, aunque sea, ‘lindas piernas’ ¿Sí? Es estudiante de no se que ‘corno’. Salió con el Agustín. Ella lo usó, según él. No sé. Tengo otra versión. El Agustín no es de hacer bamboya. Creo que ni la apretó, ni le arrimó el ganso. Una vez conversaba con el Agustín, cuando pasaron la cosa esta y la madre. Fulera la vieja. No se a quién habrá salido la mina. ¿Tal vez adoptada? Tal vez. Vaya uno a saber. “Venimos del cosmetólogo”, se despacharon las dos. “Que macana, no”. “¿Por?” “Habría que ir al chapero, para chapa y pintura”…asentí. Mirá, Rinaldi, la vieja, los ojitos se le salieron como escopeta de caño recortado y boca de cocodrilo. Nos cagamos de risa. Te cuento, una noche en ‘Olegario Andrade’ salimos a bailar con la cosa esta, una amiga y el Agustín. Se la llevó, el hombre, a rincón bien oscurito, se la chuponeó toda y dejó erecto el ganso, y las cosas vinieron solas, viste. ¿Imaginá? Meses que no mojaba. Le metió mano y ella dejaba, ella permitía y no aparecía la voluntad de dejar calentarse delante de los demás. Mirá, ¿Quién diría que el pene erecto más grande del planeta sería chino, no? A mí me parecía que el del loco primeriaba por varios cuerpos, ¿pero?. La leyenda dice que un héroe Chamán llamado Ewenki derrotó a una cruel gobernante y le dio el tótem de un pene, diciéndole que había que respetar a los hombres y no matarlos. ¿Jodidas son las chinas, viste? En fin... A todo esto la madre no se daba por enterada. Un ángel, la nena, Rinaldi. Va a estudiar de las amigas, duerme, come, se divierte con las amigotas de turno. Se iban de ‘yiro’ a Madáme o a Década. Engrupidita al mango, cuando era pendeja. La tengo rejunada. Lo que tiene es polenta. ¿Realista? Más o menos. Va a los bifes. Divaga de tanto en tanto. Es para tenerla una noche y punto. ¿Qué querés que te diga? Fijate, treinta y ocho, ahora, imaginate antes. El psicoanalista, la pilchita, la disco, que Freu, Lacan, algo de Baudelaire, que doña, que milonga y que jota. Buscan machos con autos de marca último modelo, hablan un poco de Bush, bueno no hace falta hablar mucho de Bush, de Menem, adoran a meneito, y cuando un día gris, aciago, de llovizna y frío, llega el hartazgo. Lo único que falta es un CD de Enrique Iglesias en esa melomanía, y una nueve milímetros sobre la mesita de luz para el tiro del final. Una depre total.
El ‘grasa’ me contó alguna vez, que le contaron, que el loco Bernardi se la sabía abotonar en el zaguán de la ‘Coca’, birra por medio, sin esquemas, ni tapujos. Una calentura de esas. Lo vieron varias veces. Hasta que la ‘Coca’ lo cazó como pajarito y casi le corta el piquito. Lo echó de la casa de alquiler. Y la ‘Coca’ que de zaguanes y de cocorear también, fue pasando el chimento. Se enteró el ‘Rudy’, novio de la fulana, de parte de no se quién. ¿Calculá? Un langa como el Bernardi, un tipo de calle. Viajante, pintón, cuentero. La hizo corta. Colita de ratón. Vió que la mano era facilonga. Esta chica aparenta chamuyo en el mismo idioma, pumba. Picó. Alpiste para el canario. Se la llevó al telo. Ese albergue transitorio por circunvalación y Juan José Paso. Otra noche, frente a 'Mordisco' no cabía un alfiler. Ella lo sacó a bailar al Bernardi, mientras que el ‘Rudy’ estaba de trago en trago. Se apichonó, lo mordió, fue todo un espectáculo. Pero el ‘Rudy’, dejó correr la bola. Esperó su turno. Como en toda ruleta. No fue al muere directamente. El ambiente se espesó. La embriaguez dominaba la escena. Sacó una amigota de esas que se la bancan ‘chupones’ a rolete y no se calientan lo más mínimo… Cuestión, se armó un tole, tole, que la minita le metió un puntapiés a la bataclana, que te la debo. El muy ‘boludo’ de el Bernardi, boyo tras boyo, con el ‘Rudy’, ese. Yo sin comerla ni beberla fui de perdón en perdón para separarlos.
Como indica el manual de las femme, la parda la fue a buscar a la cosa esta. Le rasguñó la mejilla y la arrastró de los pelos. Todo acabó en la comisaría con disculpas y recriminaciones delante del sumariante de turno.
Un día cae al dpto la cosa esta. Uno no sabe que va a ocurrir en esos casos. Estaba en: sawichito de lomito, cuando se comía lomito y se tiraba la cáscara de huevo, mate amargo y revista Humor. Chinelas y pantalón cortito, como la esperanza, ¿viste? Me cuenta lo que pasó con el ‘Rudy’, dijo que no se atrevía a pedir disculpas. Yo tumba, hábito de monje, perfil de cura. Que si lo había visto. Le dije que no. Que la acompañara a hablarle, porque sola no se animaba. “Que te pasa m’ija.” Y largo todo el rollo. Vomitó más pecados que cuando un gordo tiene indigestión. Que al ‘Rudy’ lo aprecia. Que esto. Aquello. Y al fin de cuentas arrepentida. Yo sería el emisario. Conversando de todo me vinieron las ganas, ¿sabés? Una mano acá. Otra más allá. Dos manos que se juntan. Una caricia. Una arrimadita. El deseo del pecado. O las ganas de la gallina de poner güevo. De pronto entra seria, con gesto adusto, me dice “Cacho, yo he crecido” Una mirada. Dos. Ganas de besarla. El beso.
“Para mí estas igual”, hubo silencio, una mirada complacida, “voy a traer el centímetro y te mido”, dije. La idiota me curtió “Que visión pesimista tenés”. Claro, había querido insinuar un crecimiento mental. Y me rebajó. Imaginé sus senos desproporcionados. Me tragué la hostia como en misa de once. Bruto. Quería pellizcarme, Rinaldi, saber si era cierto. Cierto fue. Reboté. Busqué salir del paso como perro con la cola gacha, a honrado perdón y más embarré…En fin ¿jodidas?...Lo son y no quiero entrar en polémicas De lo único que me arrepiento es de haber perdido la oportunidad.-®

Texto agregado el 23-02-2008, y leído por 712 visitantes. (2 votos)


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