Los dos hombres se encontraron, nadie mas murió ese día, así que en vista de los hechos, iniciaron una platica. De a poco se dieron cuenta que sus pensamientos eran parecidos, y como ya sabían que después de la muerte no hay nada, que además el lugar de donde venían era tan solo una ilusión de sus viciadas neuronas, se comprometieron a trabajar juntos para lograr la utopía tan esquiva por tantos siglos. Sus esfuerzos de a poco fueron dando frutos y su colaboración era mas estrecha que nunca. Lastimosamente aquel sentimiento llamado ansias de poder, se hizo presente en el segundo de los hombres, sucediendo lo inesperado: Planeó una trampa para encerrar a su homónimo eternamente en la conciencia y creo unos minúsculos personajes para que cuidaran que nunca pudiera escapar. Por allí apareció la egolatría también, así que él dejó de llamarse hombre regalando el nombre a sus creaciones, y se autodenominó Dios, tomando de paso todo el crédito de lo que hasta allí habían construido ambos; como si eso no fuera suficiente, para colmo de males, reinvento toda la historia, diciendo entre otras cosas que a él sólo le bastaron siete días para formar todo lo hecho, y que su pareja, ahora conocida como Demonio, hizo hasta lo imposible para destruir su creación. Un tercer sentimiento, la ira, se hizo presente en el primer hombre, que apenas se entero de lo sucedido, destruyo su cárcel y acabó con los figurines que le vigilaban. Únicamente uno logró salir con vida, siendo éste quien se encargo de desprestigiarlo con sus congeneres y logró infundirles terror. El demonio, como ya era conocido por todos, juro vengarse de “dios” y del “hombre”, y sin mas ayuda que la de su honestidad, se refugió en un lugar desconocido. Desde allí ha de venir a juzgarnos algún día, día en el que todo, volverá a su inicio. |