Ayer descubrimos algo que nos dejó sorprendidos y que aún no hemos conseguido comprender. Vamos a intentar explicarlo, pero para entenderlo tenemos que hablar de nosotros, y en especial de nuestro ojo izquierdo.
El ojo izquierdo, siempre ha tenido la manía de mirar y la costumbre de ver lo que mira, lo que ocurre es que alguna vez lo hace de una forma impertinente, sobretodo cuando le gusta lo que mira. Desde aquí queremos aprovechar para pedir disculpa por si ha podido incomodar a alguna mujer, pero no hemos sabido o querido corregir este defecto.
De joven, a nuestro ojo izquierdo, le diagnosticaron que era un ojo vago, y le pusieron un parche para ver si podían corregir esa manera de entender la vida, pero no pudieron evitar que esta enfermedad se extendiera al resto del cuerpo. Es cuando empezaron los problemas, porque esta pereza extendida desde el ojo izquierdo al cuerpo, se interpretó como estupidez y todos los cuerpos que rodeaban al nuestro, empezaron a marginarnos. El ojo izquierdo, cargado de un gran complejo de culpa, desarrolló un tic nervioso que al resto del cuerpo nos pareció gracioso y hasta con cierto ritmillo, algunas zonas de la cara y del cuello incluso se acoplaron a ese movimiento, y hasta la voz se animó con una tartaja. Pero ésto, que a nosotros nos parecía simpático, en el exterior generaba nerviosismo y rara vez nos daban conversación o se relacionaban con nosotros, cada vez nos encontrábamos más aislados. Es cuando el ojo izquierdo se dedicó a explorar con gran avidez el mundo exterior, mientras que el resto del cuerpo éramos cada vez más ajenos a él. Por aquella época fue testigo de las enormes peleas de nuestros padres, que por el contrario, el ojo derecho no podía ni mirar, era demasiado sensible para aquellas escenas. Creemos que es por esto, por la mala relación de nuestros padres, por lo que sufrimos este enorme estrabismo.
- ¡Me voy a matar un día de estos. Ya verás! – Le decía nuestra madre a nuestro padre.
- ¿Por qué no te matas el viernes que está aquí tu madre y que se ocupe ella del tonto éste?
- No puedo pedirle eso a mi madre.
A través del ojo izquierdo supimos que íbamos a ser desdichados toda vida, por lo que el resto del cuerpo nos preparamos para hacer frente a la situación. No crecimos demasiado como ahorro energético, tampoco nos esforzamos en resultar atractivos, era un esfuerzo inútil, nos habíamos acostumbrado a una vida un tanto sombría. Paseos, ir al cine, leer, visitar museos, todos esos sitios llenos de gente sombría como nosotros.
En fin, todo se desarrollaba con la tristeza a la que nos habíamos acostumbrado. Pero ayer, justo antes de dormirnos, mientras veíamos “Caro diario”, nos asomamos al ojo izquierdo, y descubrimos para nuestra sorpresa, que no éramos del todo desdichados, incluso, si lo pensábamos un poco creo que éramos hasta felices, nos dio la sensación que realmente nos gustaba nuestra vida. No sé, todo es un poco lío y estamos confundidos, no lo esperábamos, seguiremos investigando, pero hemos pensado que tal vez sea por escribir este tipo de cosas tan absurdas.
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