En mi país se mueren diez mil personas al año por accidentes de tránsito. Tenemos un record mundial en relación con los habitantes. La cifra sigue en aumento, en lo que va del año nunca murió tanta gente. Parece un guerra, pero sin armas ni enemigos. Al igual que en la guerra la gran mayoría son adolescentes.
Aquellos que me conocen saben que luché incansablemente para erradicar los peajes en rutas nacionales, para que se construyan autopistas o autovías de doble mano y que se mejoren los caminos. Nuestros gobernantes se han hecho los desentendidos. Recién ahora, están implementando un Plan de Seguridad Vial. Pero con esto no basta.
Todos debemos reflexionar sobre los que nos pasa. Y la mejor manera que encontré es escribirle a mi hijo. Porque también es un forma de entender en que nos equivocamos.

CARTA ABIERTA DE UN PADRE A UN HIJO

Querido Hijo:
Yo se que estás en la flor de la edad, que la sangre fluye por tus venas con ímpetu y que te crees inmune a cualquier peligro que te rodea. Lo sé porque también fui joven y me llevaba el mundo por delante.
Pero no es así. La vida se te puede ir en un minuto. En un instante como el chasquido de los dedos, en un abrir y cerrar de ojos.
Vos lo estas viendo todo los días con los accidentes de tránsito. La mayoría son jóvenes.
En general se trata de imprudencias. Y vos conoces bien el glosario: tomar alcohol, correr picadas, no ponerse el cinturón, manejar sin dormir, no usar casco, pasar el semáforo en rojo, adelantarse en la línea amarilla, exceso de velocidad…
Es cierto que las rutas y las calles que transitamos no son las mejores. Es cierto que algunos automotores son controlados y otros no. También es cierto que la ley no es pareja para todos, pero aún así el principal factor de no tener accidentes pasa por uno mismo.
Si manejas bien y cumplís con las leyes de tránsito es muy probable que nunca tengas un accidente. Y si lo tenes y estás atento, podes disminuir los daños en un 90%.
Yo se que nadie te lo dijo, que en este país sacar un registro es fácil, que no existe la educación vial pero creo que es posible manejar correctamente y no perder nada en el intento.
A lo sumo un par de minutos, pero ¿Cuánto vale tu vida? ¿Cuánto vale todo lo que tenes planeado hacer en la próxima semana, en el mes siguiente y en todos los años que te quedan por vivir?
Solo un par de minutos… es lo único que te pido.
Porque el dolor viene después. No solo se puede perder tu vida sino la de todos los que te rodean, que van a llevar una cruz, al recordarte.
También debes pensar en los demás. Podes ser responsable de un accidente donde este la vida de un tercero en juego. Y no hay seguro que te cubra para olvidar eso.
Hablando de seguros deberías saber que los seguros que te cubren, tienen límites. Que no pagan si conducís embriagado o con una velocidad mayor al 40% de lo permitido.
El seguro no paga los daños a terceros en situaciones de imprudencia. Pensalo, los que vamos a pagar somos nosotros y podemos perder todo lo que nos costo años construir.
El auto o la moto son máquinas que están bajo nuestro control. Son un medio. No solo hay que saber conducirlas, también hay que mantenerlas y repararlas. Una luz que no anda no la podes dejar de arreglar y es mejor no conducir si el vehículo no está en condiciones o habilitado.
Las luces no se te van a gastar por usarlas.
Lo obligatorio, cinturón, matafuego, balizas y papeles al día, son por tu seguridad.
No tengas apuro. Nadie se va a morir por llegar tarde a algún lado, y si te podes morir por apurarte.
Cuando manejes pensá en estas palabras. Pensá también que hay un montón de gente que te rodea, que te quiere, que desea volverte a ver.
Con cariño: tu padre. Marcelo César Suárez
p/Diario "El Oeste" Mercedes - Prov. de Buenos Aires
publicada el 23/02/2008