Inicio / Cuenteros Locales / supernoche / éxodo centrífugo.
los minúsculos esquimales se adentraron en el crepúsculo hecho de eclipses y constelaciones de arcos y querubines. el paraguas de aleta de tiburón gruñía con la comezón que emanaba de sus mejillas cristalizadas por las lágrimas congeladas. se miraron con eterna compasión, y solamente se acariciaron bajo la guerrera del diminuto guerrero boreal. aurora se atrevió a rozar los genitales que huyeron de la guerra. temperaturas nómadas bajo las paredes de hielo en exilio, escondiéndose del trauma de la ausencia de casquillos y municiones.
su veneno aislado, controlado por la ventisca, no alteraba el baile de lásers en el cielo. tenía frío y no salía. envasados en la coraza de nieve, únicamente sintiendo la textura de sus cuerpos a través de dos pares de guantes y vahos estrellados sobre sus rostros. sus pies totalmente derrotados por el hielo, se rindieron sin decir una palabra. toda su energía se desplazaba hacia sus manos y sus ojos todavía no perdidos, tratando de olvidar que ya no sentían las piernas. más al norte, donde los escorpiones paralizan y el frío es el asesino por excelencia, la balada bañada de espejos de agua congelada corta la luz de las esferas celestes enamoradas.
lloraban por no envejecer juntos.
lloraban por no haber creado vida.
lloraban por que el dolor ya era insoportable.
anfitriones de su propia muerte, temblaron irremediablemente hasta que sus cuerpos los dejaran. no dejaban de mirarse. la mano de aurora dejó de sobar la máquina de recuerdos enferma. sus dedos rigor mortis por la cellisca soltaron su perfume sobre el pecho de cosmos. nadie sabe quién se evaporó primero dentro del iglú. nunca dejaron de mirarse, escondiendo su muerte lenta e interna.
|
Texto agregado el 21-02-2008, y leído por 108
visitantes. (0 votos)
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login
|